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La renovada orquesta juvenil de Curanilahue se sigue proyectando

La iniciativa musical juvenil más conocida del país, aún debe enfrentar dificultades de financiamiento para seguir funcionando. Pese a todo, la cuarta generación de músicos busca seguir haciendo historia.
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Alfonso Levet G.

Cuando en 2016 se propusieron celebrar sus 20 años de existencia, la Orquesta de Curanilahue organizó un concierto con antiguos miembros y directores. Más de 2 mil personas repletaron el gimnasio municipal para reconocer el proyecto musical más reconocido del país y escuchar dos horas de música, cuyo punto cúlmine fue la Obertura 1812 de Tchaikovsky, conducida por Alejandra Urrutia, quien formó parte del proyecto en sus inicios y que actualmente es directora de la orquesta de cámara del Teatro Municipal de Santiago.

Desde entonces, se instauraron los conciertos de verano, como una forma de dar cierre el año musical anterior. En 2017, la orquesta preparó un concierto con música de películas y este año fue la canción latinoamericana. Cuando el proyecto nacía, no imaginaban que llegarían a tales repertorios.

El inicio

"El primer concierto de la orquesta fue en una sala, vino el alcalde y los papás; cada niño tocaba lo mismo que el anterior, una escala musical de do a do" recuerda con genuina incredulidad y mucho cariño la profesora María Eugenia Muñoz Esperguel, "si eso ocurriera hoy, se retirarían todos", cuenta sonriendo.

Dos años antes, tras un concierto de la sinfónica de Concepción en Curanilahue, el ex director del liceo Mariano Latorre, Francisco Ruiz, quedó sentado junto al director de orquestas Américo Giusti en una cena, y le preguntó: "¿cuánto necesitaríamos para tener una orquesta juvenil?".

Tras hacer las gestiones para conseguir financiamiento, comprar los instrumentos y convencer a los profesores necesarios, se hizo una convocatoria.

"Llegaron muchísimos niños. Ninguno sabía bien de qué se trataba, pero todos querían estudiar violín. Los papás los trajeron porque creían mucho en los profesores", relata la profesora Muñoz, quien quedó de ayudante voluntaria de Giusti.

Los primeros años, la orquesta estaba conformada únicamente por instrumentos de cuerdas. Jerson Mella, que por entonces tenía 11 años, cuenta que "con las nuevas generaciones se fueron sumando instrumentos, de a poco y de manera equilibrada, hasta conformar la orquesta consolidada que es hoy día".

Con lápices

Los primeros instrumentos demoraron en llegar porque, aunque tenían el dinero para comprarlos, no había suficientes en Chile y tuvieron que importarlos vía marítima. Demoraron 7 a 8 meses en llegar, pero los profes ya habían empezado las clases.

"No sé cómo tuvieron tanta paciencia esos niños y sus papás", se pregunta, sin encontrar respuesta María Eugenia Muñoz. "Fue como un milagro, porque estudiaron varios meses de memoria y moviendo un lapicito, como si fuera un arco, porque no tenían".

Con los instrumentos recién llegados, más otros prestados por la Sinfónica penquista, los niños empezaron a ensayar en sus casas, "no alcanzaban para todos, así que un niño se llevaba un instrumento dos o tres días y el resto de la semana se lo llevaba otro. Tenían arcos de plástico para practicar".

Mella, que fue estudiante, músico y monitor, hoy dirige la orquesta de la que alguna vez fue parte. Es como un sueño cumplido: "Siempre seguí trabajando con la orquesta, mientras estudiaba y después de titularme, así que fue gratificante saber que los profesores querían que yo fuera el director. Es una responsabilidad grande, por lo que significa la orquesta entre las orquestas juveniles, y lo que significa para mí".

Modelo replicable

La profesora asegura que "los niños reciben herramientas para vivir bien, adecuadamente, tienen una buena vida. Hay varios que tocan en filarmónicas, sinfónicas, varios trabajan en orquestas con niños". La mayoría, además, son profesionales y tienen trabajo.

Eloy Jerez, quien también formó parte de esa primera generación, concuerda: "Creo que a varios de nosotros nos salvó, de cierto modo. Nos dio una filosofía de vida distinta, pudimos hacer otras cosas que quizás no habríamos hecho sin la orquesta".

Desde 2010, Eloy es director de la Orquesta Juvenil de Contulmo donde, de cierta manera, se replica el modelo curanilahuino, "es la segunda orquesta juvenil más antigua, después de Curanilahue". Su hermana, Melody, lleva adelante un proyecto similar en Chiloé y su historia fue recogida en un cortometraje documental del New York Times. "Son como 15 alumnos los que siguieron en la música. Hay algunos en la Sinfónica del Maule, otros en Estados Unidos y en Alemania", complementa la profesora.

La cuarta generación

Los nuevos alumnos se suman a un proyecto histórico que avanza año a año: "Estamos a un mejor nivel que el año pasado. Hace poco hubo concierto con una exigencia mayor, porque tocamos con gente experimentada", comentó Sara Cárcamo, oboísta que el próximo podría dejar Curanilahue, al egresar de cuarto medio.

Cristopher Sáez (6º básico) cuenta que lleva tres años tocando corno, "ha sido una buena experiencia porque voy aprendiendo cosas nuevas y cada vez me intereso más en aprender".

El apoyo de los apoderados, igual que al principio de la orquesta, es fundamental. Ruben Jara, cuenta que su hijo Rafael ingresó a la orquesta alentado por su mamá, Sonia. "Lleva dos años y medios. Esto requiere del apoyo y compromiso de los padres, sobre todo cuando hay viajes y requieren de apoyo".

"Aquí veo una opción más segura, lo que no ocurre en la música popular. Me proyecto trabajando como mis profesores", contó Sebastián Raín, contrabajista de 17 años.

El director, cuenta que "dentro de lo que hacemos, la de Curanilahue destaca en el ambiente de las orquestas juveniles".

"La orquesta tiene su historia, pero también ha evolucionado, pero financiarla es difícil, quizás falta que alguna entidad estatal se preocupe de esto, la reforma educacional ha dejado las instancias artísticas de lado".

Pese a todo, Mella afirma que los proyectos no paran, "estamos postulando a un concurso y queremos hacer una gira por el país".

La orquesta de Curanilahue sigue más viva que nunca.

"La orquesta ha tenido una evolución importante (...) va creciendo y tomando forma".

Jerson Mella, ex alumno y director de la orquesta"