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La Pirámide: cierre de un ícono sampedrino

Tradicional almacén de barrio, con más de tres décadas en el corazón de la Villa Springhill, fue vendido por sus dueños y bajará el telón.
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Manuel Muñoz González

Unas cuantas papas en el sector verduras. Otras pocas cajas de leche y de arroz en el lado abarrotes, y en el otro extremo lo que queda del rubro paquetería, son señales de las últimas horas que está viviendo en tradicional almacén "La Pirámide", ubicado en la conocida Villa Springhill de San Pedro de la Paz.

Motivos familiares llevaron a Zunilda Masaur, dueña del recinto junto a su marido Eriberto Serrá, a tomar la decisión luego de 35 años de funcionamiento ininterrumpido, tiempo en que el recinto de calle René Soro 1936 se convirtió en un clásico entre los almacenes de barrio de la comuna.

"Se va a echar de menos, no sólo nosotros a la gente, sino que la gente a nosotros", expresa con nostalgia Zunilda, quien a sus 71 años ha estado la mitad de su vida en dicho recinto, agradecida de cada uno de quienes llegaron a su negocio día a día.

"Una vez vino una novia, que estaba a punto de casarse y se le habían rajado las medias, así que me vino a comprar medias para el matrimonio", recordó entre las anécdotas que se le vienen a la mente.

Y por supuesto los dramas estuvieron presente, aunque ni el terremoto del 2010, donde La Pirámide resultó ilesa, la hizo pasar tanto susto como el día en que no se dio ni cuenta cuando tenía un arma apuntándole a la cabeza.

"Entraron dos hombres y uno me apuntó. No sé como, pero mantuve el mismo trato que hacia mis clientes. 'Hijo, esto es todo el dinero que hay, lléveselo", repasa, tras lo cual agradeció a su santo de devoción, San Sebastián, de haber salido sana y salva de aquel infortunio.

más que un almacén

"Si hijo, sáquela no más", le dice Zunilda a un cliente que llegó a buscar una gaseosa. Una forma y un trato que ha sido la tónica. "La clave parte por la buena atención. Si uno atiende bien, la gente vuelve. Acá siempre ha habido una atención paternal, amigable", dice la dueña.

Lo ratifican Jorge Badilla y Marcela Ulloa, quienes por más de 20 años han trabajado y atendido el almacén. "Acá el cliente se siente como en su casa, viene y uno ya sabe lo que quieren", apunta Marce, quien por 24 años ha trabajado en La Pirámide.

"Uno veía a niños y ahora ya son grandes, son generaciones las que he visto en los 18 años", añade a quien todo el mundo conoce como Jorge, siendo que su primer nombre es Donato. "Hasta en mi casa todos me conocen por Jorge", agrega entre risas.

Un punto de encuentro para muchos. "Cuando recién llegamos, pusimos unos taca taca y se llenaba de niños. Y por las tardes, los lolos se juntaban afuera, era el punto de referencia, hasta ahora", recalca Zunilda, destacando el valor y lo que significa el almacén para Springhill.

Pero llegó la hora de bajar la cortina. La enfermedad de su marido de 82 años, y el duro golpe que significó la partida de Alejandro, uno de los hijos del matrimonio, son algunos de los motivos, sumado a que mantener con vida un almacén hoy es cada vez más complicado, siendo la llegada de los grandes supermercados uno de los factores. "Pero no culpo a eso, sino que es algo lógico, yo también haría lo mismo, entiendo a la gente que tiene que cuidar su bolsillo", dice la dama.

Y si quienes atienden echarán de menos al tradicional recinto, lo sienten así también quienes han asistido por años a comprar el pan o las papas para el almuerzo. "Yo llegué al barrio el mismo año que ellos. Tengo tres hijos y ellos eran amigos de los hijos de los dueños. Es una pena que se cierre", comenta Patricia Cuellar, vecina de La Pirámide y profe de matemáticas de una escuela del sector Candelaria.

Pese a que sus, hasta ahora, dueños del recinto bajan la cortina, las puertas de La Pirámide podrían volver a abrirse, ya que, según comenta Zunilda, quienes están adquiriendo el inmueble optarían por mantener el nombre y hasta los trabajadores, lo que aún debe concretarse.

red de apoyo

La importancia de los almacenes de barrio va más allá de lo que se ofrece en sus góndolas, vitrinas y estanterías. Y para quienes realizan dicha labor, existen programas de apoyo para mejorar tanto en infraestructura como en capacitación.

"Para ellos estamos desarrollando un programa a través de Sercotec, Almaceneros de Chile, que entre el 2016 y 2017 favoreció a 970 almacenes de todo Chile y 190 en la región, por una inversión total de 280 millones de pesos. Para el 2018 fueron seleccionados 105 almaceneros, a los que se aportarán hasta dos millones para mejorar sus instalaciones y activo fijo ($1500.00), y 500 mil para capacitaciones", apunta el Seremi de Economía Mauricio Gutiérrez, agregando que "estos recintos tienen un impacto social tremendo, reflejan valores que nos gusta promover como Gobierno, el esfuerzo, resiliencia, dedicación".

"Crié a mis hijos, y vi crecer a varias generaciones, a niños que venían de chiquititos y hoy son padres".

Zunilda Masaur,, dueña La Pirámide."