Diego Gotelli
Con una amplia asistencia de fieles, pese a las críticas de los días previos, ayer se realizó en la Catedral San Mateo de Osorno la "Misa de Reconciliación". El hito marcó el cierre de la misión en la ciudad del arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote Jordi Bertomeu, enviados por el Papa para iniciar la intervención a la iglesia local, afectada por acusaciones de encubrimiento y abusos sexuales y de poder.
En la eucaristía, Scicluna se pronunció en nombre de Francisco y de rodillas pidió perdón "a todos los fieles de Osorno y a todos los habitantes de este territorio, por haberles herido y ofendido profundamente". El mensaje alude a los dicho del Papa del año 2015, cuando dijo que "Osorno sufre por tonta" ya que quienes se oponían a Juan Barros, ex líder de la diócesis de la ciudad y acusado de encubrir los abusos de Fernando Karadima, eran "zurdos" "sin ninguna prueba".
Tras el acto, el representante del Vaticano llamó a avanzar hacia la "reconciliación verdadera", aunque admitió que esto "no se logra con una misión de pocos días", sino que debe ser acompañado de un "proceso largo de paciencia, generosidad, fortaleza y humildad".
Desde su llegada al país el martes pasado, los enviados de Francisco han entregado ayuda técnica y jurídica a diferentes diócesis para enfrentar nuevas denuncias de abuso, además de crear una oficina que reciba estas acusaciones. En Los Lagos, en tanto, se reunieron con el clero local y fieles de diversas parroquias.
Una de las citas incluyó también al movimiento Laicos de Osorno, quienes cuestionaron la figura de Barros y que ayer llegaron a la misa para apoyar el acto. "Hemos decidido dar un paso y luego de tres años ingresar a nuestro templo", dijeron en un comunicado. Sin embargo, enfatizaron que su presencia es como gratitud al proceso, ya que para ellos no ha llegado "la paz, la verdad, ni la justicia" a la diócesis. Agregaron que ahora inician un largo proceso de sanación que durará seguramente mucho tiempo".
En la misiva además respaldaron al nuevo administrador apostólico, Jorge Concha, quien ayer lideró la homilía señalando que no se pueden repetir abusos. "Hay formas de hacer iglesia que se deben cambiar", aseguró.
El franciscano también respondió a las críticas de quienes calificaron al llamado de reconciliación como "maquillaje". Al respecto dijo que su intensión no es "hacer como si nada hubiera pasado", pero sí "dar pasos hacia el reencuentro".
Ayer, en tanto, uno de los denunciantes de Karadima, José Andrés Murillo, apoyó al hermano del ex párroco de El Bosque, Óscar, quien en una entrevista reconoció la culpabilidad de su familiar y habló del efecto negativo que le causó a su familia. "Han pagado un precio enorme e injusto por lo que hizo Fernando Karadima", tuiteó Murillo.
94 Personas recibieron los representantes del Vaticano, en los dos días en Osorno.