La festiva melodía del pianista de jazz más antiguo de Conce
Junto a la Dixieland Jazz Band, Carlos Schmidlin suma décadas de música alegre, "la que le gusta a la gente".
"Mi hermana mayor tenía habilidades para la música, así que mi viejo la inscribió en el conservatorio Laurencia Contreras, y yo a veces la acompañaba a sus clases", rememora, sentado en una oficina del negocio familiar, Carlos Schmidlin, quien es considerado uno de los pianistas más antiguos de Concepción.
"Una vez me pasaron unos platillos y me dijeron que tenía que tocar cada cuatro tiempos: ésas fueron todas las clases de música que tuve", confiesa, y larga una carcajada.
Sin ningún complejo en reconocerlo, el músico autodidacta relata que al principio todaba todos los temas en dos tonos, porque no sabía más, pero con los años fue aprendiendo, a punta de tocar con otros músicos a lo largo de su vida.
Todo de oído
Pasado algún tiempo, su padre, hijo de inmigrantes suizos y alemanes, le compró un piano a su hermana. Aunque no recuerda muy bien cómo lo subieron al segundo piso de su casa, "pero fue entre varios y a pulso", sí se acuerda que lo mantenían con llave para que nadie más lo tocara.
"A mis papás les gustaba ir al cine, y llevaban a mis hermanas, entonces yo ponía una radio a tubos que tenía y trataba de apuntarle a las notas. El primer tema que saqué fue 'La Cumparsita', pero no tengo idea en qué tono, yo inventaba los acordes no más", relata.
Fue por compañeros del colegio Alemán que, siendo adolescente, escuchó jazz por primera vez: "Tenían unos discos de esos grandes, de 33 (RPM), y escuchábamos música de distintos grupos. Como ya distinguía el sonido de los instrumentos, a mí me llamo la atención del clarinete, que tocaba Benny Goodman".
Cuando su papá supo que le gustaba el clarinete, le regaló uno de estudio, "no era profesional, tenía menos llaves, pero me sirvió para aprender. Una vez fui a ver un ensayos y llevé mi clarinete, había un conjunto de jazz y me invitaron".
Así, de curioso y porque la música le gustaba mucho ya siendo un joven, terminó tocando en dos bandas.
"Una era la Cap Swingers, de la empresa. Ahí teníamos sala de ensayo y facilidades para tocar. Én al otro grupo tocaba estilo 'dixieland', pero no teníamos dónde tocar, así que íbamos donde nos invitaran no más".
En un conjunto tocaba el piano y en el otro, el clarinete. "A mí me gusta el sonido de jazz con vibrato, un sonido medio sucio, arrastrado, no tanto el jazz sinfónico, aunque al principio me gustaba Benny Goodman, pero después descubrí a Edmond Hall, que tocaba con Louis Armstrong", detalla entusiasmado.
De a poco, Carlos y sus hermanos fueron tomando responsabilidades en el negocio familiar fundado por su padre, donde se dedican a la venta de harina tostada, "el negocio del alimento es bueno, porque por mal que esté una familia, no puede faltar la comida".
De todas formas, con los años la empresa se amplió al negocio de bolsas de plástico, papel y embalajes de cartón.
"Una vez fui a comprar aspirina a la farmacia y no tenían, ¡pero me ofrecieron pantuflas! Hay que hacerle a todo no más", cuenta con humor, y asegura que las nuevas ordenanzas no han mermado el negocio, "si nos siguen pidiendo bolsas, es porque todavía se puede; y si no, todavía quedan las de papel".
Y es que Schmidlin es optimista, como la música que toca con sus camaradas de varios años. Con los años, se fueron dando cuenta que en localidades chicas la gente no se entusiasmaba tanto con la música, "entonces se nos ocurrió sacar temas como 'Bésame mucho' o 'Norma mía' y, como la música les sonaba conocida, les gustaba lo que hacíamos".
Reconoce que han habido músicos foráneos que los han mirado en menos, "una vez uno muy conocido nos dijo que no tocábamos jazz, sino zzaj, al revés. La verdad, nosotros tocamos música alegre, que le gusta a la gente, lo pasan bien".
Con los años, eso sí, la cosa fue cambiando y la Dixieland Jazz Band de Concepción se hizo un nombre entre las agrupaciones dedicadas a la música sincopada, "de a poco nos fueron programando en los mejores horarios, porque la gente lo pasa bien con el show".
Cuenta que, gracias a la música, él y sus compañeros de banda, entre los que se cuentan a Ramón Cifuentes, Camilo Sandoval, Francisco Ramírez y Óscar Cravero, entre otros, han viajado prácticamente por todo Chile, llevando su música incluso hasta la austral Punta Arenas.
"Uno de los músicos del grupo tenía buenos contactos en la empresa que trabajaba y, como tenían fondos destinados a actividades culturales, nos invitaban con gastos pagados y viáticos. Nos quedábamos en los mejores hoteles y, así, hemos tocado en auditorios muy bonitos también", relata.
Actualmente, tocan de manera regular en La Casona del Cinzano Penquista, donde se sienten como en casa, casi como si estuvieran en un ensayo, "son shows familiares que la gente disfruta bastante, y a nosotros nos sirve para mantener un buen ritmo de presentaciones también".
Allí lo presentan como "el pianista de jazz más antiguo de Conce", y, además, pasan el dato de la harina tostada, cosa que le causa mucha gracia. "Hace un tiempo les dio con pasar nuestros avisos, así que mejor".
Otras veces, como Cap Swingers, tocan en los Artistas del Acero, donde tienen todas las comodidades de una buena sala.
"No leo música, pero me sé todos los temas de memoria. Son cerca de 250. A veces quieren hacer un tema después de harto tiempo y pienso que no me voy a acordar, pero después de algunas notas, las manos se van solas a las teclas tengo toda esa música aquí", asegura, señalando su cabeza.
En el Cinzano ha compartido con artistas nacionales, "dos gallos con los que nos llevamos muy bien y los queremos harto son 'Parquímetro' Briceño y Cristián Cuturrufo, son a todo trapo, sencillos y buenos músicos.".
Hace unos años, cuando cumplieron 50 años de trayectoria, la Dixieland Jazz Band sacó un disco con 14 temas, pero Schmidlin disfruta más las presentaciones en vivo, "surgen cosas en el momento, es lo mejor".
"Después aprendí notas, clave americana, da lo mismo, lo que a mí me gusta es la música".
Carlos Schmidlin,, pianista"
"La verdad, nosotros tocamos música alegre, que le gusta a la gente, lo pasan bien"
Carlos Schmidlin,, pianista"