Pasó abril y junto con esto concluyó la Operación Renta que cada año se realiza con el objetivo de que los contribuyentes, personas naturales y jurídicas, puedan dar cumplimiento a su obligación tributaria principal.

Había mucha expectativa este año, pues se aplicaba en plenitud la reforma tributaria de 2014, que fue modificada en 2016, promulgada por el gobierno anterior. Sin embargo, fuera de las expectativas, la atención se centró más bien en los distintos inconvenientes generados por la presentación por parte de los contribuyentes de nuevas declaraciones juradas basadas en información sobre los nuevos registros, propios de cada régimen tributario señalados en el artículo 14 de la Ley de Rentas, vale decir, régimen atribuido y semi integrado.

En relación con los resultados de este proceso, preliminarmente se ha informado, por parte del Servicio de Impuestos Internos, que hubo un crecimiento en comparación al año anterior de alrededor de un 17% en cuanto a la cantidad de declaraciones de impuestos presentadas. Todavía no hay información respecto de la cantidad de dinero que se recaudó, toda vez que cuando se planteó esta reforma se esperaba que con su aplicación en plenitud permitiera recaudar alrededor de ocho mil millones de dólares, que representa 3.02 puntos del PIB.

También, con la asunción al poder del nuevo gobierno, se esperaba algún anuncio en el sentido de efectuar nuevas modificaciones al sistema tributario, especialmente en lo que dice relación a las tasas de impuestos aplicadas. No obstante, la autoridad ha permanecido en silencio en esta materia, quizás esperando ver si se cumplen las metas de recaudación y, dependiendo de éstos, realizar propuestas que permitan alcanzar la cantidad de recursos necesarios para hacer frente al programa de gobierno. Queda entonces, la incertidumbre de qué va a suceder. Habrá que estar atentos.

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