El debut literario del rostro y la mente detrás de "Mea Culpa"
A días de haber publicado su primera novela, "El silencio de los malditos", el periodista habla con La Estrella acerca de la profundidad de su obra y su reflexión sobre el mal, más allá de la cortina de humo que lo acompaña.
"Cuando estás en lo mejor, 'El silencio de los malditos' te pega una bofetada y te liquida porque nunca sabes a dónde van los personajes. Todos estos malditos están buscando una salida y no la encuentran y cuando lo hacen, se puede decir que esto es una novela de amor. Amor que se diluye antes de que sus protagonistas cambien y puedan rehuir de su maldad", relata Carlos Pinto, con tono meaculpesco, la interpretación que hace de su ópera prima en el mundo de la literatura.
El humo, la sangre y el misterio utilizados como excusa para hablar sobre temas aún más profundos, como la delincuencia, la historia reciente y la dictadura de Pinochet, además de la banalidad del bien y del mal. Todas esas temáticas lo dejaron como uno de los autores más vendidos de la última semana, un hito considerando que a él mismo le da pudor reconocerse, aún, como escritor.
La banalidad del mal
Semanas antes de lanzar su primer libro -"El silencio de los malditos", de la editorial Suma de Letras, en la que un periodista logra entrevistar por primera vez a un oscuro criminal-, Carlos Pinto fue hasta las oficinas de Penguin Random House con la idea de desistir en su publicación. Creía que buena parte de los compradores del libro lo sería, únicamente, por su figura televisiva y a la espera de encontrarse con una clásica historia de delincuentes clase b, de las mismas que durante catorce años los espectadores encontraron en "Mea Culpa".
Fue su editora quien calmó la ansiedad primeriza de Carlos Pinto, diciéndole que hasta ahora su novela es el mejor primer libro que leyó en su vida y que sería elevado hasta la categoría de libro del mes, entre todas las publicaciones de la editorial.
Esto, sumado a las críticas del público en las firmas del libro- como aquella joven que, en la mitad de la historia, dijo haber quedado loca-, le hicieron creer a Pinto que su obra primera se está vendiendo por motivos que van más allá de su propia popularidad, el marketing y el "ego", como dice, que deja la televisión.
Para muchos, la portada del libro evoca ese misterio que, durante años, lo acompañó en "Mea Culpa". El mismo Alberto Fuguet, y esto aparece en la contraportada, dijo: "Tu nombre es un género. Carlos Pinto es nuestro Hitchcock". ¿Qué hallará el lector cuando el humo, que lo acompaña desde siempre, se desvanezca?
Se encontrarán con la génesis de un "Mea Culpa" que lo llevará por una propuesta distinta, que habla sobre la universalidad y la banalidad del mal. Este libro se sustenta en eso y adquiere su valor en que, como me han dicho varias personas, no es de los que se leerán y luego quedarán guardados para siempre, sino que, al contrario, este libro va a volar por siempre. Llegó alguien a la firma de libros que me dijo: este es el primer libro que voy a leer en mi vida. Y yo no sé que va a pasar con esa persona, porque acá no se va a encontrar con el típico delincuente de "Mea Culpa".
Para Carlos Pinto, todo esto se trata de la diferencia entre la crónica roja y la novela. "Si para la primera dos más dos es cuatro, y tengo que demostrar el resultado en el relato, mediante una denuncia o la corroboración de hechos, en la novela no hay que demostrar nada, porque la sumatoria final la terminará haciendo el lector", asegura, recalcando que "el arte en la literatura trata de problemas universales, dejando de la lado la individualidad de las historias".
La teoría del entorno
"¿Quiénes son los malos?", se pregunta Carlos Pinto, a raíz de su primera novela, "¿ellos, nosotros, quiénes?". Citando el libro de Hannah Arendt, sobre la banalidad del mal, el autor de "El silencio de los malditos" está seguro de que no hay un veneno intrínseco en nosotros.
¿Dónde se originan los males que se hacen carne en tu novela?
Es el entorno el que nos va determinando y nos convierte en factibles malos, es decir, yo puedo ser a, b o z y eso dependerá básicamente de tu desarrollo, de tu entorno, de tu vida personal, de tu aspiración y, probablemente, de tu bolsillo. Aquí hay una situación de oportunidades y soy delicado en decir esto porque no quiero estigmatizar la pobreza como el caldo de cultivo de la delincuencia. En el libro se presentan maldades de todos los sectores sociales y el que aparenta ser menos malo es el peor de todos. Y el malo inicial termina generando cariño entre los lectores. La perversidad de los protagonistas más la del lector, todos caemos en una maraña destinada a estremecer el alma humana y donde los valores se desdeñan.
"¿Quiénes son los malos? ¿Ellos, nosotros? ¿Quiénes?"...
Carlos Pinto"
Sebastián Mejías
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