La hermana que consagró su vida a Dios y a los niños
La hermana Cecilia Osses lleva varias décadas trabajando con niños y jóvenes. "La labor que uno hace es darse el tiempo para estar con ellos y acompañarlos".
La Hermana Cecilia Osses, misionera catequista, lleva más de 30 años trabajando con niños y jóvenes. Es una religiosa que consagró su vida a la Iglesia, por ello no tiene hijos biológicos, pero tiene más de un centenar en su corazón.
"Empecé a trabajar con los niños siendo adolescente. Después, cuando ingresé a la congregación (Misioneras Catequistas de Boroa) me desempeñé por mucho tiempo en la zona de Lota", explica la hermana que lleva más de 15 años en la arquidiócesis penquista.
"Mi trabajo con los niños ha sido mayoritariamente a través de las catequésis y a veces, en los colegios. Esta extensión maternal, que físicamente uno no la tiene, porque hizo otra opción de vida, me ha llevado a tener un montón de hijos, con distintas realidades", sostiene.
Lamenta, eso sí, que la vida actual es cada vez más difícil para los niños porque sufren mucho el desapego de sus familias. "Muchos de ellos, a los siete u ocho años, llegan solitos a sus casas a calentarse la comida o a prepararse algo que se les dejó y nadie los recibe porque los papás andan trabajando", dice.
Escucharlos
"Es así como ellos llegan al colegio esperando sentirse acogidos, que estén con ellos, sentirse queridos, escuchados. Entonces la labor que uno hace es eso, darse el tiempo para estar con ellos y acompañarlos", acota.
"A mí, como mujer, me enriquece muchísimo el ver que los niños llegan con esa confianza a nuestras iglesias, a nuestras parroquias. Uno simplemente tiene que abrir el corazón, la casa de Dios y que pasen", señala.
"Es tan maravilloso acompañar a la gente en su vida, he tenido la posibilidad de acompañar a niños de nueve años y ahora los veo casados y me dicen que ahora les están enseñando lo que usted nos enseñó. Lo mismo le pasa a un papá o a una mamá cuando ven que sus hijos crecen, que arman sus hogares y que los fundamentan en los valores que ellos les formaron", indica.
Las actividades
"Monseñor Fernando Chomali cuando llegó a la Diócesis me pidió que asumiera el departamento de catequésis el cual se dedica a acompañar a los catequistas, a formarlos y a organizar todo el trabajo sacramental que se va realizando dentro de la Iglesia de Concepción.
-¿Cuáles son los lineamientos que se entregan a las personas que van a trabajar con los niños?
"Trabajamos con adultos y jóvenes catequistas que antes llamaban de primera comunión y hoy se llaman de Iniciación a la Vida Eucarística. Estas orientaciones son para que los catequistas comprendan la realidad del joven de hoy, sus necesidades afectivas y familiares. Los jóvenes desean sentirse apoyados y escuchados de buena manera".
En este trabajo deben estar en sintonía con los jóvenes. ¿Cómo se empapan de esta realidad?
"Trabajamos con un equipo de jóvenes y ellos están insertos en sus parroquias y colegios, son personas de la realidad misma. La mayoría de ellos están terminando sus carreras en las universidades de la ciudad y están plenamente impregnados de los que es la vida juvenil en la actualidad. Así vamos recogiendo todas las experiencias para luego orientar al catequista. No necesitamos ir a insertarnos, porque ellos viven en el ambiente juvenil".
-En ese sentido, ¿cuáles son las cosas que más les preocupan que están pasando con los jóvenes de nuestra ciudad?
"Lo que mayormente nos tiene preocupados es la soledad de los chiquillos. Sentimos que están en búsqueda de grupos con los cuales identificarse y eso no lo tienen en sus familias (...) Nos preocupa harto este ambiente del internet también, porque a veces las conexiones no son seguras. A veces aseguran esto con los amigos, pero muchas veces no se sabe con quien, entonces ahí corremos un gran riesgo de comunicarse con personas que no son las más adecuadas. También estamos trabajando es la parte espiritual, porque una espiritual cultivada desde niño nos va a ayudar a que cuando sean adolescentes o adultos, estos niños no caigan en la droga, en el alcohol o en los excesos".
"Lo que mayormente nos mantiene preocupados es la soledad de los chiquillos ""