Fernando Ubiergo a 40 años del éxito de "El tiempo en las bastillas"
El cantautor, de 65 años, cuenta cómo se ha mantenido vigente en la música que él abraza con pasión intratable. Habla de su propuesta para un Chile más humano y de cómo disfruta del mar con su familia en Santo Domingo.
Corría la segunda mitad de los años 80 en Chile. San Antonio, convertido en un puerto que olía al aroma inconfundible del auge de las pesqueras, trataba de reponerse del terremoto del 3 de marzo de 1985. La ciudad, roída por el bramido de los demonios subterráneos, enfrentaba su futuro con incertidumbre.
Por esos días, el cantautor Fernando Ubiergo Orellana, nacido en febrero de 1953, había llegado a Chile después de una estadía en España e hizo un viaje a San Antonio sin saber que allí, cerca del mar, se instalaría hasta la actualidad.
"En el año 1987 construimos una casa en Santo Domingo", dice al recordar que aquella vez trabajó en un proyecto pesquero para aprovechar el boom de la albacora.
"Quisimos construir una lancha pesquera junto a otros amigos, pero eso no prosperó. Era la búsqueda para tener una alternativa al ingreso que tiene el artista, que siempre es más variable. Ese fue el origen de la llegada a San Antonio. Pudimos armar el esqueleto de la que iba ser una lancha albacorera", detalla quien fuera ganador del Festival Internacional de Viña del Mar en 1978 con su canción "El tiempo en las bastillas".
En estos 31 años que ya han pasado desde que se asentó en Santo Domingo con su esposa Paulina y sus tres hijos, Ubiergo va y viene a Santiago, a otras ciudades chilenas y países. Así, al sur de la desembocadura del río Maipo, encontró parte de lo que hay en su canción "Debe haber algún lugar del mundo".
Este hombre nacido en Valparaíso pudo situarse con su morada cerca del océano, tal como lo soñaba desde niño. "Mi relación con el mar siempre ha sido intensa y donde estuve he buscado el mar. Como metáfora puedo decir que mi patria es el mar", admite.
Esta relación tan íntima con la naturaleza ha marcado tanto a la familia de Fernando y Paulina, que muchos de sus integrantes se han hecho vegetarianos, amantes de la naturaleza y de los animales.
Y pese a que era un fanático pescador de orilla, Ubiergo quiso ser consecuente con su responsabilidad con el planeta y dejó esta afición para explorar el paisaje respetando ante todo la flora y fauna. Sus paseos por la playa son el lujo que él atesora entre sus bienes inmateriales.
Aunque las últimas tres décadas las ha vivido en San Antonio y Santo Domingo, el cantautor no niega que siempre va a amar al puerto de Valparaíso, donde su madre lo dio a luz "No pondría a una (ciudad) por sobre la otra jamás", sostiene.
De la realidad chilena actual, piensa que para desarrollarse el país necesita hacer "una redistribución y reordenamiento demográfico", por cuanto, a su juicio, las personas deben y pueden "arrancar de las grandes ciudades" para que eso les permita pasar la vida de una forma distinta a lo vertiginoso y desechable que puede ser el hecho de sobrevivir en las megaurbes. Algo de aquello aparece en el tema "El tiempos en las bastillas" cuando uno ve que en la letra dice "el canto de un zorzal se perderá en el ruido de la gran ciudad".
"Hay un desafío enorme para las autoridades de potenciar todo desde San Antonio hacia el sur y desde Quintero hacia el norte, donde hay pequeñas localidades que pueden ser potenciadas de modo que resulte atractivo vivir ahí para matrimonios jóvenes y personas que quieran desarrollarse y hacer sus vidas en un entorno que a mí me parece mucho más rico".
"La vida en pequeños espacios, sobre todo en la ciudad, se hace más compleja y más aún para criar a los niños. A lo mejor soy un poco soñador en eso, yo soy músico y no soy un arquitecto que planifique. Cuando uno ya es más viejo lo puede imaginar y la vida puede ser un poco más amable", insiste.
Otra vía que propone es que el agua sea considerada en Chile de una manera distinta a la actual y lamenta que haya sido privatizada.
"Chile debe ser uno de los pocos países del mundo en que se privatizó el agua y se hizo por empresas extranjeras. Soy de los que creen que el agua es un bien no transable y el Estado debería garantizarla para, en primer lugar, para los humanos. La minería, a la que hay tanto que agradecerle en el desarrollo económico del país en muchos aspectos, pero también hay que criticarle duramente lo que ha hecho y ha dejado secas a comunidades en el norte", fundamenta.
Sus opiniones, aclara, no son parte de una visión politizada, pero sí quizás de una mirada ética y ambientalista. "Esto no tiene que ver con un color político azul, verde o amarillo, simplemente creo que no hemos sido cariñosos con nuestra tierra, con nuestro suelo, que se ha degradado en gran medida", explica al recalcar que hace 35 años una humilde roca en una playa "era un verdadero país con toda su fauna y sus expresiones vegetales marinas".
La música
La inspiración de Fernando Ubiergo ha estado siempre en lo cotidiano. Y como la creación musical es tan inmensa, la única certeza que exhala en su cantar es la voz de su eterna compañera guitarra, esa misma que no lo ha abandonado desde cuando su padre le pasó la primera y él era un chiquillo de 8 años.
Y en la mezcla para crear la lírica de sus canciones se suman la fe en el hombre, el respeto a la familia, lo imperecedero de los lazos de amor y la extraña y sana fascinación por aquel estado de melancolía que muchos buscamos, por momentos. También lo inquietan el horror de la guerra, la falta de conciencia entre los seres humanos, la ausencia de la paz en el alma de miles.
"La música para mí es una forma de expresar mi asombro, yo tengo un asombro permanente de la vida y esta situación de envejecer detrás de una guitarra, de una y otra forma, me permitió ir reflejando pequeñas historias que se repiten en miles de nosotros, o sea, probablemente hay más heroísmo anónimo y más amor no contado, grandes historias no contadas anónimas que las que aparecen en los libros, de hecho "El tiempo en las bastillas" habla de eso", especifica.
Para este chileno de 65 años, sí hay cosas de la modernidad que han sido valiosas para la difusión. Es el caso de la web que, a su juicio, es una tremenda aliada de los músicos. "Lo mejor que le pudo pasar a la música es que exista internet porque antes los artistas dependían de una compañía de discos o de intermediarios. Internet ha generado ese vínculo entre la gente y los artistas, incluso hay muchos artistas que nunca fueron a la televisión y que bastó que la gente los conociera por internet y así hacen sus presentaciones", afirma.
"como lechuga"
En junio de 2017, Fernando Ubiergo sufrió una caída que lo obligó a estar hospitalizado. De ese episodio reconoce que fue algo grave, pero señala que pudo reponerse pese a que, cómo él mismo dice, está "entrando a la tercera edad antes de lo que imaginaba". Hoy, los días que corren son otros. "Estoy como lechuga nuevamente y en actividad plena", resalta. Aquella caída ratificó que la vida humana, a su parecer, es de ciclos: unos buenos y otros malos.
Enfatiza que no puede ser injusto porque de parte del público siempre ha contado con un respaldo indiscutible. Sus conciertos, confirma, ahora no tan masivos se caracterizan por una mística íntima que es digna de aquellos que crean con la humildad de los verdaderos artesanos.
"Después de 40 años cantando con la guitarra, nunca me imaginé que me estuvieran llamando de distintos lugares para hacer presentaciones, esa es una cuestión que me emociona y me conmueve. La música es, claramente, el motor emocional de mi vida".
Y aunque su salud pasa por un buen momento, reconoce que "esa enfermedad de producir o crear canciones no se quita". Y por eso no va al médico sino que cada semana alista una maleta para ir a sus conciertos junto a la banda que lo acompaña. A la par, sus nuevas canciones las estrena a través de internet y ya anuncia que para octubre del presente año publicará su último disco, en el cual abordará el drama de los refugiados que cruzan el Mar Mediterráneo en medio de su huida de la cruel persistencia de la guerra de sus países de origen.
Con pasión insólita ama el arte musical y por eso Fernando Ubiergo se gana todos los trofeos en el festival de la vida. Bondadoso y justo, reconoce el gran trabajo de los jóvenes músicos que lo acompañan, entre ellos Pablo, su hijo menor. "Uno se siente muy vivo cuando se trabaja en equipo. Y eso me ha permitido tener una especie de remozamiento en lo musical", expresa.
Al músico y al hombre que se plasman en Fernando Ubiergo Orellana les sobran razones para luchar por su "patria querida". Y en eso él no se pierde pues ofrece el corazón, el sonido de su cantar o toda su vida.
En él vive el artista que nunca se embriagó con la fama, en él vive alguien que jamás morirá en la historia de este terruño y que solo se irá a otros cielos o a ese idílico "lugar del mundo donde un vivo y un difunto puedan conversar en paz, sin temor a las explicaciones que hablan de otras dimensiones".
"Hacer canciones es igual a lo que un niño hace cuando sopla al cielo una burbuja o esfera de jabón... reflejos, mundos efímeros, colores, sueños, vidas, amor, más amor".
Fernando Ubiergo"
"Cuando estoy componiendo canciones, yo escribo como padre, escribo como hijo, escribo como ciudadano".
Fernando Ubiergo."
"Cuando estoy componiendo canciones, yo escribo como padre, escribo como hijo, escribo como ciudadano".
Fernando Ubiergo."