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El orfebre que lucha contra el Mal de Parkinson

Esta enfermedad conlleva un difícil proceso para quien la padece como para el resto de los convivientes. El tratamiento y el compartir testimonios pueden ayudar.
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Pablo Martínez Tizka

Todos juntos por el Parkinson fue la consigna que se llevó a cabo en el Salón de Honor de la Municipalidad de Concepción, en el que varias personas que sufren la enfermedad se reunieron para compartir lazos y para escuchar la charla del neurólogo Pedro Chaná.

No obstante, quizá el momento más emotivo se vivió cuando uno de los afectados dio su testimonio frente a todos los asistentes. Álvaro Guzmán, de 51 años y quien vive en Chiguayante, contó su testimonio frente a los asistentes. "Cuando se confirmó que tenía Parkinson, ya había transcurrido tres o cuatro años. Tenía dificultades para caminar y hacer algunas cosas con regularidad".

Luego de finalizada la charla, Álvaro conversó con La Estrella mientras mostraba los productos de su nueva profesión: la orfebrería.

Aros, pulseras, collares y hasta un bonsai formaron parte de su catálogo. "Lo hice por una necesidad, a partir de lo que veía en los talleres y en las ferias artesanales. Era una posibilidad de trabajar con la piedra cruz, que es preciosa. Tiene un significado diferente porque lo tomé como un desafío personal", indicó.

Sobre cómo surgió la idea, Guzmán señaló que "cuando se confirmó la enfermedad, me encerré en Laraquete e hice mi duelo. Ahí conocí la piedra, la fui a buscar y supe la historia de los pueblos originarios. Si ellos salieron adelante en condiciones adversas ante un invasor superior, ¿por qué yo no?. Ahí surgió la energía para poder salir".

Apoyo familiar

Álvaro contó parte de su tratamiento, además de la orfebrería. "El medicamento es fundamental, pero también busco la forma de canalizar la energía a través de un deporte. Practico boxeo tres veces a la semana y bailo zumba todos los días".

Sin embargo, en el aspecto emocional la clave es la familia. "Sin ella, te bloqueas", señaló el chiguayantino.

Otro testimonio es el de Rodolfo Díaz, quien es cuidado por su familia y especialmente por su hija Isabel Díaz. "Mi papá lleva como dos años y ha sido complicado el convivir porque todo es más lento. Él tiene sus tiempos y quiere seguir trabajando, pero levantarse es más complicado y los remedios deben tomarse cuatro veces al día y en las horas exactas", señaló Isabel.

Su padre es apoyado por la Fundación Unión Parkinson Biobío (Upa), quienes organizaron el evento. Su presidente Miguel Pino señaló que "esta enfermedad nunca es personal porque se instala en el núcleo familiar. La vive el paciente y quienes son cercanos a él".

Pino añadió que "se dice muchas veces que las enfermedades unen, pero en este caso la mayoría de las veces no es así. Normalmente se generan relaciones tensas y en algunos casos hay rupturas. Algunos pacientes me han dicho que es como un terremoto social. Por eso a la familia hay que integrarla.

Síntomas

El neurólogo Pedro Chaná indicó en su exposición que los síntomas del Parkinson no son motores, ya que hay "pérdida del olfato y hay constipación, además de trastornos conductuales del sueño REM, que es cuando hablan dormidos, tiran patadas y se mueven. No hay compromiso del movimiento, por eso a ese período se le llama 'luna de miel' o 'vacaciones', ya que con medicamentos se mantiene una buena calidad de vida".

Chaná agregó que los problemas motores empiezan "luego de un tiempo variable que depende de cada persona, pueden ser cinco, siete o diez años. Se destruye el 70 por ciento de las neuronas de dopamina. Se nota más el compromiso intestinal y del equilibrio".

"Sin el apoyo de la familia, te bloqueas. Es fundamental que estén contigo".

Álvaro Guzmán,, orfebrero"