José Manuel Castillo
La sicóloga Mónica Montero imparte clases sobre sicología de la emergencia en la Universidad de Las Américas de Concepción y justamente, la mañana del sábado, estuvo en el Sanatorio Alemán al momento de la explosión como usuaria de la clínica. Además está cargo de la Fundación Alto Río, edificio del cual fue una de las sobrevivientes.
"Un fuerte estruendo y la onda expansiva. No puede estar sucediendo. Es lo primero que pasa por nuestras mentes cuando una emergencia nos ocurre, algo excepcional, algo imprevisto, algo que nos pone en peligro. ¿Qué hago?, ¿qué hacemos?, nos preguntamos internamente. Los rostros de las personas que estaban en el lugar de la explosión dejaban ver este desconcierto, no solo de los transeúntes o usuarios de la clínica, sino los rostros de los propios funcionarios y personal médico", indica.
"Un carabinero traía en sus brazos a un pequeño de cuatro años y a su lado su madre, ambos ensangrentados, con restos de cemento, vidrios y mojados. Los miré sorprendida y pregunté si andaba con ellos, él dijo no. Me involucré. Caminamos hacia el estacionamiento, los acompañé y apoyé. ¿Estoy morido? preguntó en dos ocasiones el pequeño, lloraba. No los dejaré, me quedaré con ustedes hasta que llegue algún familiar, insistí. El apoyo emocional, además de atender las necesidades básicas y urgentes de las víctimas, implica, entre otras cosas, poder explicar lo que ha sucedido para ayudar a integrar la experiencia y disminuir la incertidumbre. Ayudé a limpiar sus heridas con pañuelos húmedos que saqué de mi mochila, con la idea de verificar las lesiones. Al parecer no eran graves. Tras casi dos horas y en medio del alboroto y la paulatina activación del personal de la clínica, llegó finalmente la abuela del pequeño, lloraba al abrazar a ambos. Finalmente nos separamos con besos y abrazos".
Estar preparado
"La recomendación de los organismos nacionales e internacionales de salud mental señalan que la mejor manera de reaccionar bien frente a una emergencia es estar preparado. En eso, hoy, la población no está sensibilizada, porque generalmente se piensa de que no va a pasar nada. No se ponen en el escenario de peligro o en la posibilidad cierta de que algo pudiera pasar. Hay que ponerse en escenarios posibles de peligro que pudiera enfrentar en el hogar, en los lugares de trabajo o de estudios. En todos los epacios en que se desenvuelven", puntualiza.
La profesional sostiene que en lo posible se deben eliminar las fuentes de peligro, pero que en algunas cicunstancias no es posible quitarlas del todo, por ello es que hay que estar preparados para minimizar el impacto de la ocurrencia de algún incidente. "Conversar con la familia, preparar roles, en qué cosas se van a ocupar, quien se encargará de cerrar el gas, cortar la luz, de las fotocopias de los documentos, son algunas de las cosas en que las familias pueden tomar acuerdo, para tener capacidad de respuesta cuando ocurran los hechos", agrega.
En los colegios, empresas y hasta juntas de vecinos existen planes integrales de seguridad. "Lo que juega en contra, sin embargo, es que la gente nunca piensa que le va a tocar vivir una situación de emergencia. Lo que está en el imaginario colectivo es que esas cosas les pasan a otros, no me pasan a mí. Por eso bajamos la guardia, nos relajamos", dice.
"La bibliografía señala que la incertidumbre. No saber qué pasa y cómo manejar algunas situaciones, es lo que genera los problemas emocionales. Si estoy preparado o tengo algún grado de preparación se reducen significativamente las lesiones emocionales", adiciona. Sostiene que en el trabajo realizado en la Fundación Alto Río y en la Facultad de Ciencias Sociales de la Udla el énfasis está puesto en la prevención independiente del entrenamiento para el durante y para el después de una tragedia.
"Esto debería ser un tema de sociedad. Deberíamos implementar una cultuta del autocuidado y de la prevención, porque tener bienestar no solo tiene que ver con la salud física. También tiene que ver con la buena convinvencia en los espacios en que estamos y también tiene que ver con las codiciones de habitar", apunta.