Sergio Gamonal
Tenía tal convicción de que era lo que le gustaba que, cuando decidió instalarse hace 23 años con un local en la antigua Vega Monumental, no dudó en que sería una ferretería. Si bien el rubro ha estado tradicionalmente en manos masculinas, Carola Leal Avilés (48) no sólo rompió ese esquema con la apertura de "Ferretería Panchita", sino que además le imprimió un sello: su establecimiento ha sido siempre atendido únicamente por mujeres.
"No sé si habría servido para vender otra cosa, algo más del estilo femenino, una tienda o algo así", confiesa la emprendedora y madre de dos hijos ya adultos, quien partió con su ferretería en 1995. "Había la necesidad de generar, de hacer algo, los niños estaban chicos y había que trabajar. A mí me gustaba esto y desde el comienzo me acomodó. Mi marido tiene ferretería, pero yo nunca trabajé con él, nunca. Cuando emprendí, emprendí por mi cuenta", añade.
Al principio se encontró con cierta desconfianza ("y hasta el día de hoy", acota), pero de a poco se fue especializando, trayendo lo que la gente pedía, asesorando al cliente cuando era necesario, lo que le ha hecho ganarse el cariño y la preferencia de un público fiel que, además, la recomienda cuando alguien necesita una ferretería. Sufrió, como todos los locatarios, con el incendio que arrasó la Vega hace ocho años, pero salió adelante y mantiene hasta hoy su negocio en el ya remozado centro comercial.
"Generalmente los que vienen son dueños y dueñas de casa a comprar cosas para hacer ellos mismos los arreglos, entonces ahí entramos a explicar que esto se hace así, asá", sostiene. "Yo me manejo, si tienen dudas les explico para lo que es, porque siempre viene alguien a decir: necesito una 'cosita' y no tiene claro qué. Y uno pregunta: ¿dónde va?, partamos por eso", comenta.
"Y viene también mucho maestro, porque me piden un producto y yo tengo el que viene después, por eso al maestro le gusta venir. Por ejemplo, si me pide un perno de una medida, tengo ese y del siguiente y del otro y todo. Si viene por instalaciones eléctricas, tenemos lo que necesita, si viene por sanitarios, también tenemos", asegura.
-Entonces tiene que saber de gasfitería, electricidad, carpintería…
-Y sólo trabaja con mujeres.
"Siempre he contratado solamente mujeres, me es más cómodo, por el manejo que uno tiene, porque uno sigue siendo mujer y no pierde la sutileza. Quizás si me dedicara a materiales de construcción podría tener un hombre, por la fuerza y todo, pero no, el resto lo manejamos bien con las chicas y nosotras también tenemos músculos".
-¿Y usted les enseña?
"Enseñamos también a las niñas. Después ellas mismas van y se les hace fácil, más si a uno le gusta. Si no te gustó vender ferretería y te gusta vender zapatos, bueno, vas a tener que aprender a vender zapatos. Afortunadamente a las niñas que hemos tenido aquí trabajando les ha gustado, ahora hay dos contratadas y una parttime que viene los fines de semana".
-Ya tiene su clientela fiel
"La gente nos prefiere porque tenemos gran surtido de mercadería, atendemos bien… a mí me gusta, de verdad me gusta".
-¿De dónde viene su gusto por la ferretería?
-¿Por qué el nombre "Panchita"?
"Yo soy Carola Francisca, pero Carola sonaba muy brusco, no quería ponerle Carola a la ferretería. ¿Qué nombre le ponemos? Lo hablamos en la casa, mi hija también se llama Francisca, y uno obviamente de cariño le dice Panchita, y dijimos que Panchita acomodaba bien, era cariñoso el nombre, era más fácil de recordar y se asocia también a mujer: Panchita".
"Siempre he contratado solamente mujeres, me es más cómodo"
Carola Leal Avilés"
"Tengo que saber de todo. Yo me he aplicado sola, leyendo, aprendiendo de los productos nuevos que llegan, la forma de trabajarlos. Lo otro es que uno aprende mucho con el manejo y los mismos maestros le van enseñando, y hay otras cosas que uno ha llevado a la práctica y han funcionado perfecto y también lo puede recomendar".
"Siempre fui distinta a mis hermanas. Creo que debe ser porque fuimos criadas en un campo, siempre había herramientas en la casa, arados, y yo era la más chica. ¿Y a quién mandan en la casa? A la más chica, entonces uno aprende de todo".