"Ahora se confunde la bohemia con la borrachera generalizada"
El músico y empresario Óscar Cravero, dueño de La Casona del Cinzano Penquista, se refirió a su amplia trayectoria en la escena local. También analizó cómo fue la bohemia en Conce de los '60 y la compara con la realidad nocturna actual.
Era noche de tangos y boleros. Un estridente vozarrón cargado de pasión, al ritmo del piano y otros instrumentos, interrumpidos a ratos por las palmas de los asistentes, que disfrutan con la comida, la bebida y el ambiente. Así se vive una velada más en La Casona del Cinzano Penquista, donde en cada rincón abundan aromas de platos criollos y sus paredes reflejan en imágenes el pasado de Conce.
El dueño, Óscar Cravero, asume que su espacio es una guarida para muchos, donde la conversación y camaradería es lo más importante. Tras deambular de un lado a otro, atento a cada detalle de su local, el músico se toma unos minutos para conversar sobre su historia y la bohemia penquista con La Estrella. En el intermedio de la banda, que entretiene al público con canciones e intervenciones, un mesón con todo tipo de alcoholes de fondo es el escenario para la entrevista, con una cerveza helada y sopaipillas con pebre para picotear.
-¿Cuáles fueron sus orígenes y el acercamiento con la música?
"Nací en Talcahuano y estudié en Liceo Fiscal, actualmente A-21. Allí empecé tocando y mis amigos de esa época me recuerdan por eso. En ese tiempo de los '60 tocaba guitarra eléctrica y en esa senda entré a estudiar música en la U de Conce, en el antiguo teatro que tenía, donde ahora hay un mall. Después estudié prevención de riesgos y también fui bombero, entre otras cosas, pero siempre la música ha sido el denominador común".
-Dicen que es muy multifacético, ¿qué otras labores ha desarrollado además de la música?
"Hice varios negocios. Después tuve una productora de televisión grabando programas y también fui corresponsal de medios como Canal Regional y La Red. También estuve metido en videos de prevención de riesgos para Inacap e incluso armé un modesto libro de terremotos con recomendaciones, mucho antes del 27-F".
-Sobre esa veta artística musical, ¿es parte de una herencia familiar?
"Viene de mi abuelo, que llegó desde Italia a Chile en el 1900. Se dedicaba a afinar pianos y viajaba con mi abuela por el país haciendo ese trabajo, además que tocaban juntos. Mi padre siguió ese mismo camino y de ahí saqué ese lado musical".
-¿Algún estilo de música que le identifique más?
"La música es una sola, como dice el maestro Valentín Trujillo, de la casa de huifa a la docta. La gente la encasilla, pero cuando joven me gustaban mucho los Beatles. En ese tiempo estaba la Nueva Ola e incluso pude hacer shows con nombres como Lucho Zapata o Gloria Benavides. Hacía varias funciones como músico y empresario, ganando y perdiendo. Hace pocos años me entusiasmé con el saxofón e integro la Dixieland Jazz Band, que es de los años locos".
-¿Cómo se vivía la bohemia penquista en los sesenta?
"Antes era otra cosa. Se podía salir en la noche y los restoranes estaban abiertos. Uno se amanecía caminando y conversando con distintos miembros de la sociedad. Había muchos lugares donde se podía tocar. Recuerdo que estaba el restorán Castillo, al que podías llegar de amanecida a comer un caldillo, también habían otros sitios como Nuria, Llanquihue o Tranquera".
-¿Cuándo se genera el quiebre y cambio de esta tradición?
"Con el golpe militar y el toque de queda no se podía hacer mucho, había que andar arrancando y tocando en las tardes. En lo personal siento que ahí se murió la bohemia clásica".
-En su parecer ¿se puede denominar bohemia penquista el carrete actual que se ve en la ciudad?
"La gente ahora confunde la bohemia con la borrachera generalizada, sin importar nada. Para mí lo de los jóvenes es más locademia, se ha perdido eso de conversar y compartir ideas tomando una copa de vino, comiendo o picando algo. Todo eso murió y hay gente que se autodenominan creadores de la bohemia penquista, pero antes de los ochenta también había una escena nocturna que era diferente".
El refugio
Con la extensa plática, los vasos de cerveza fría fueron llenándose uno tras otro, mientras el show de la banda continúa sacando aplausos y carcajadas del público presente. Se acerca el cierre y es momento de hablar de este refugio de la bohemia local.
-¿Cuándo abrió La Casona del Cinzano Penquista y qué le motivó a asumir este desafío?
"Siempre soñé con tener un negocio bohemio, donde poder tocar y compartir con otros músicos, generando un espacio para personas mayores y de todas las edades, principalmente familias. Partimos el 2008 y le puse así al local porque mi abuelo traía mucho cinzano de Italia, que es un vino añejo en base a flores. Tenemos una base de clientes que nos han acompañado siempre y nuestra impronta es única en la ciudad".
-¿Cuál es el plato que arrasa y el trago más bebido por la gente?
"La pollona a la chilena y la servimos en una fuente de greda con carne de pollo, costillar y longaniza, previamente desgrasados para potenciar un caldo sabroso. Todo con una base de papas fritas y sopaipillas de acompañamiento. El aperitivo más apetecido es el ponche cinzano, que es más fino que un terremoto".
-Casi se cumple una década desde la apertura del local ¿La Casona del Cinzano Penquista tiene cuerda para rato?
"Yo creo que sí, pero también es un trabajo desgastante. Me gustaría incluir a algún socio, porque mantener un negocio es muy agotador, pero uno sigue adelante. Ahora dentro de la cartelera se nos viene el Abril Artistas Mil y va a estar la Revista de Daniel Vilches con su compañía. Inauguramos el local con él, somos muy amigos y vamos a hacer una noche de humor al rojo vivo".
"Con el Golpe y el toque de queda no se podía hacer mucho (....) Ahí murió la bohemia".
Óscar Cravero,, músico y empresario"
18 de diciembre de 2008 se inauguró la Casona del Cinzano Penquista, ubicada en Castellón.