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Sepa cómo Julio Verne retrató a Concepción en uno de sus libros

"No había comercio, actividad ni negocios. Las melancólicas notas de la mandolina resonaban en todos los balcones, a través de las rejas de sus ventanas...", es parte de lo señalado por el escritor francés acerca de nuestra ciudad.
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José Manuel Castillo

M uchos penquistas, que hoy superan los 30 años de edad, recordarán que cuando estaban en la escuela, el profesor o la profesora de Castellano les pedía leer algún libro de Julio Verne. "Veinte mil leguas de viaje submarino" o "La vuelta al mundo en 80 días", eran algunos de los textos de aventuras que estaban presentes en el llamado "plan lector".

Junto con ello, se les decía a los niños que Julio Verne era un señor muy famoso e importante, que, en el Siglo 19, había imaginado cómo sería el futuro y que, por si fuera poco, le había apuntado medio a medio, a cosas que hoy existen. Pocos saben, eso sí, que don Julio, en uno de sus escritos, se refirió a Concepción.

¿de qué trata el libro?

De acuerdo a sus biografías Julio Verne escribió 54 novelas y 20 cuentos entre 1863 y 1885. Una de sus obras, "Los hijos del Capitán Grant", es la que habla de nuestra zona, aunque el autor jamás estuvo de cuerpo presente en tierras penquistas.

A grandes rasgos, dicha historia trata sobre "El Duncan", un yate que parte en busca del capitán Grant, que ha naufragado en los mares australes y se encuentraría prisionero de los indios en la Patagonia, según parece deducirse por un mensaje encerrado en una botella hallada en el vientre de un gran pez.

A bordo viajan Mary y Robert, los hijos del capitán desaparecido y Jacques Paganel, geógrafo francés.

Los puntos poco claros del mensaje, los azares de la navegación y las traiciones llevan a los miembros de la expedición de América a Australia a través de una serie de increíbles aventuras. En medio de todo eso pasan por Concepción.

Así se habló de conce

El historiador Armando Cartes, quien, en su libro "Crónicas del Bicentenario" se refirió a la aparición de la urbe penquista en un texto de Verne, dijo que la pluma del intelectual francés "refleja la percepción que la opinión ilustrada de la Europa de la época tenía de la zona".

La primera descripción se inicia en Talcahuano y parte así: "A ocho días después de haber doblado el cabo Pilares, el Duncan arribaba a todo vapor a la bahía de Talcahuano, magnífico estuario de doce millas de largo por nueve de ancho. El tiempo era espléndido. Desde noviembre hasta marzo, el cielo de aquel país no se ve empañado por una nube y el viento del sur reina invariablemente a lo largo de sus costas, abrigadas por la cadena de los Andes".

Como el mensaje hallado en la botella y que contiene la palabra "gonia" y la indicación del paralelo 37,11, los hijos del Capitán Grant y sus acompañantes deducen que el desastre ocurrió en las costas de la Patagonia. Cartes apunta que así surge la primera incoherencia: ¿Acaso Concepción está situado en la Patagonia?

"Desembarcados en Talcahuano, los viajeros acuerdan dirigirse a Concepción, donde reside el cónsul británico. Poco después "franqueaban las murallas de aquella ciudad, debida al genio emprendedor de Valdivia", relata el novelista, sin reparar en que, hacía ya un siglo, la urbe tenía un nuevo emplazamiento", sostiene Cartes.

La pluma de Verne, así describía a nuestra ciudad:

"¡Cuánto había decaído su antiguo esplendor! Frecuentemente atacada por los indígenas, incendiada en 1819, desolada, arruinada, con sus muros ennegrecidos todavía por las llamas de las devastaciones (…) Bajo la pereza de sus habitantes, sus calles se transformaban en praderas. No había comercio, actividad ni negocios. Las melancólicas notas de la mandolina resonaban en todos los balcones, a través de las rejas de sus ventanas, acompañadas de lánguidas canciones, y Concepción, antigua ciudad de hombres, estaba convertida en un pueblo de mujeres y niños".

"El retrato lastimoso de la ciudad que pinta Verne resulta absolutamente errado para 1862, año en que transcurre la novela. Afortunadamente la ciudad había sabido levantarse de sus ruinas. Sobreponiéndose incluso al terremoto de 1835 conocido como La Ruina y en la década de los 60 del Siglo XIX, vivía ya un franco proceso de renovación urbana", agrega el historiador.

Atravesando chile

Al no encontrar resultados positivos en la región costera del Biobío, los expedicionarios deciden cruzar hacia la Argentina siguiendo siempre el paralelo 37. Corriendo diversos peligros, cruzan Chile, siguiendo la ruta de Arauco, Yumbel y Antuco. Cruzan los Andes y atraviesan las llanuras argentinas, hasta reencontrarse con el Duncan en el Atlántico.

La travesía resultará inútil, pues el Capitán no se halla en América. La saga continúa por Australia. Cuando ya el desaliento cundía entre el grupo, un incidente fortuito los conduce a la isla Tabor, situada siempre sobre el paralelo 37. Allí, para alegría de sus hijos encontrarán finalmente al Capitán Grant y los marineros perdidos.

Para describir el trayecto chileno, Cartes sostiene que, probablemente, Verne se habría inspirado en los escritos del naturalista alemán Eduard Poepping, quien, una décadas antes había realizado el mismo camino que los protagonistas de su historia.

Añade que dentro de su documentación es posible que también estuviesen fuentes sobre Chile obtenidas de los escritos del ingeniero francés Amadée Francois Frezier, quien visitó La Concepción entre 1712 y 1713. Se cree, sin embargo, que la mesa de trabajo de Julio Verne debió haber estado llena de otros informes.