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Con estas parrillas se pueden hacer asados hasta con lluvia

En un viaje al extremo sur, José Luis Alomar conoció los "chulengos", que ahora fabrica y vende en Hualpén.
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Alfonso Levet G.

Fue casi por casualidad, en medio de un viaje por trabajo, que José Luis Alomar conoció los "chulengos", una parrilla muy utilizada en los asados de la zona austral de Chile. "Les tomé una foto para ver cómo podía replicar el modelo", cuenta Alomar, que ya lleva más de una década vendiendo las particulares parrillas que, sin embargo, quiso hacer más duraderas.

"Se me ocurrió que todos los tachos estaban con un hoyo por el uso, y como los balones de gas son fierro de 3 milímetros, duraban más. He visto algunos de 15 años que están impecables", cuenta el comerciante, que fabrica y vende estos artefactos desde su hogar en Hualpén.

De todas formas, la venta de parrillas es más una satisfacción personal, asegura, porque la gente siente curiosidad y cuando ya los ha comprado lo llaman para felicitarlo por el resultado de los asados.

"Todo esto nació para compartir con los amigos, porque todo gira en torno a una buena carne y un buen vino, ahí se cultiva la amistad", señala.

Aunque al principio no sabía bien cómo le iría, "el primero fue un éxito rotundo". Rápidamente los clientes empezaron a pasarse el dato y aumentaron los pedidos.

Actualmente la mayor cantidad de clientes es de Santiago, hacia donde por estos días viaja un envío de 20 unidades que le fueron encargadas. "Una vez recibí una llamada de Austria. Querían que mandara dos chulengos para allá; al final se complicó el tema con los trámites de aduana, pero parece que también era algo novedoso", comenta.

"A veces me pasa que voy en la camioneta con chulengos y en los semáforos la gente me empieza a preguntar y quiere comprar, pero ésos casi siempre son encargados".

Cocción pareja

Alomar cuenta que en la época invernal comienza la producción masiva de chulengos, los que empieza a vender con la llegada de Fiestas Patrias.

El asador funciona casi como un horno, porque al ser cerrado la cocción va por los dos lados y es más rápida y pareja. "Además, el carbón dura más y no hay problemas de viento ni lluvia", destaca, asegurando con entusiasmo que "la carne queda espectacular".

Estas novedosas parrillas pueden encontrarse en la página de Facebook "chulengo.asador". El modelo "Atacalco", que tiene tapa, cuesta 110 mil pesos, mientras que el modelo "Magallánico" se abre completo y además cuenta con una espada para hacer asado al palo, todos por un valor de 120 mil pesos.

"La durabilidad es de mínimo 15 años", garantiza José Luis Alomar, de quien mucha gente piensa que es magallánico porque usa boina, "pero en realidad es por mi padre, que era español".

"Todo gira en torno a una buena carne y un buen vino. Ahí se cultiva la amistad."

José Luis Alomar"

15 años es la durabilidad mínima de los chulengos, gracias al grosor del fierro con que se fabrican.

110 mil pesos parte el precio de las parrillas patagónicas. La mayoría se van para la región metropolitana.