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Partido apenas prendió el ambiente en Conce

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A diferencia de otras ocasiones en que ha jugado la selección chilena, el ambiente en las calles y locales de Conce donde se vivió el partido con Bolivia parecía anticipar lo que se vendría después.

La hora en que se disputó el encuentro (17.00 horas), cuando muchos aún no terminan sus jornadas de trabajo, influyó en que muchos locales del centro tuvieran poca afluencia de visitantes, y sólo algunos que se pudieron escapar, lograron alentar a la Roja con la calma que un choque clasificatorio amerita.

"Mala la hora del partido, toda la gente anda trabajando", afirmó Esteban Gutiérrez, quien se hizo un tiempito para mirar el partido en un restaurante en calle Barros Arana. "Me arranqué unos veinte minutos, pero ya me voy de vuelta, si no, me van a retar", apuntó antes de que cayera el gol de Bolivia.

Puros lamentos hubo en céntrico kiosco penquista

Locatario y "vecinos" pusieron la tele para que transeúntes vieran el partido.
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Manuel Muñoz G.

Una pausa obligada tuvieron ayer por la tarde cientos de transeúntes que pasaban por Barros Arana, frente a la Plaza Independencia, para echar un ojito al pequeño televisor apostado en el techo del kiosco que atiende Roberto Campos, para poder mirar el partido entre Chile y Bolivia.

"¿Cuánto van?", preguntaban algunos a la pasada. Otros, en cambio, no aguantaron y se quedaron durante los 90 minutos parados frente a la pantalla, sufriendo y viendo cómo la Roja era incapaz de superar a los altiplánicos en La Paz.

"Mal, no pasa nada con Chile. Se confiaron los cabros", comentó uno que se agarraba la cabeza, no por las llegadas del equipo de Pizzi, sino al ver cómo Bolivia estuvo más cerca de anotar el segundo.

"Se jugó un poco mejor que en el partido con Paraguay, pero así no se puede. Creo que, tanto en este partido como con Paraguay, hubo exceso de confianza", comentó Roberto Campos, quien se puso con la electricidad y el kiosco para instalar la tele de 14 pulgadas, aparato que trajo de su casa Jorge Pérez, quien hace el aseo en el entorno de la galería, y fue instalado por Andrés Correa, quien vende libros y cuentos en el sector.

Pese a las ganas que le pusieron para que los penquistas vieran el partido, los tres quedaron medios tristes, aunque el locatario fue el más categórico tras la derrota: "Si perdemos con Bolivia, creo que no vamos al mundial".