"Si tuvieran más confianza en mí, estaría entre los cinco primeros"
Camila Soto está a sólo un par de meses de dejar definitivamente la actividad hípica a causa del poco apoyo que dice haber encontrado para volver a las pistas centrales. Hoy desarrolla el oficio únicamente en Mediocamino.
Diez años después de su debut en el Club Hípico de Concepción, la jocketa chorera Camila Soto analiza la opción de soltar la fusta de manera oficial. Quien es actualmente la única mujer en la pista del óvalo penquista, al que llegó por influencia de sus padres, que eran apostadores, y donde debutó en 2007, asegura que "tres veces he solicitado patente de jinete a los hipódromos santiaguinos, y me las han negado. Si eso no cambia de aquí a fin de año, estaría pensando seriamente en el retiro".
Camila, de 29 años, acotó que la suya "es una de las actividades deportivas en la que las mujeres no tienen las mismas opciones que se les entregan a los varones". "No tengo derecho a enfermarme, a no asistir a un día de práctica. Si lo hago, de inmediato empiezan a hablar mal de mí", expresó, y luego agregó que "parece que no supieran que también soy madre, que tengo una hija de apenas cuatro años de edad, y que me exige tiempo, cuidados".
"La hípica es muy mal hablada, y a uno al final de cuentas le terminan afectando los comentarios. Por eso hago mi trabajo y me voy de inmediato a casa", afirmó, al tiempo que añadió que "no soy mala jocketa. Si los preparadores y propietarios depositaran más confianza en mí, si me dieran más montas, estaría en uno de los cinco primeros lugares de la estadística local".
De sus colegas jinetes no se queja, pues afirma que siempre han sido atentos con ella.
"Me aconsejan, me dicen que no monte tal o cual caballo porque es muy mañoso, y cuando gano, me felicitan", afirmó quien ya vivió un retiro de las pistas, y que comenzó a mediados de 2015, cuando se desempeñaba en el Hipódromo Chile y el Club Hípico de Santiago.
"En ese tiempo me aburrí del ambiente del turf. Además tenía pocas montas y muchos problemas a causa del machismo. Me deprimí y dejé de correr", indicó la amazona, quien regresó al puerto para cambiar de rubro laboral.
El retorno
Entró a trabajar en el Casino Marina del Sol, pero tras unos meses se dio cuenta que eso "no era mío", por lo que en octubre pasado se acercó de nuevo al óvalo de Avenida Colón para colaborar en el quehacer de los corrales, hasta que en enero volvió a vestirse de amazona.
"No me ha ido mal esta temporada. En mi redebut gané de inmediato con El Poder, y a la semana siguiente repetí el triunfo con el finasangre de Luis Soto, preparador que me ayudó bastante en este retorno", dijo quien suma cuatro victorias en 2017, y quien aún no llega a los 60 triunfos que la hagan "jocketa de primera".
"Llevo diez años en el rubro, pero he tenido varias lagunas. De ahí las pocas victorias", reconoció.
Una de esas "lagunas" se produjo por el mentado retiro de 2015-2016, otra porque en 2011 probó suerte en la hípica de Estados Unidos (Miami), y varias a causa de sus no pocas rodadas. "Sufro de lumbago y de miles de dolores más. Las caídas me están pasando la cuenta", sentenció.
Camila Soto"
"En mis inicios me ayudó mucho Juan Bernal y Ercira Alarcón"
EN EL EXTRANJERO
Cuando en 2011 probó suerte en Estados Unidos, Camila Soto logró media docena de victorias, pero también ha corrido en Ecuador, Brasil y Perú, país al que conoce bien, pues el padre de su hija Isabella es peruano. Se trata del también jinete Anthony Lazarte, con quien hoy no mantiene contacto.
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