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Penquistas cuentan cómo es aguantar el paso del huracán

Todos tienen experiencia con los ventarrones, pero el "Harvey" trajo, además, fuertes lluvias e inundaciones.
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Alfonso Levet G.

Refugiados en sus casas, y con el temor de que el viento y la lluvia vuelva a hacer estragos en los alrededores de Houston, un grupo de chilenos resiste el temporal que azota al estado de Texas, en Estados Unidos.

Una de éstos es Susana Guzmán, quien vive hace 16 años en la ciudad de Humble, Texas. Ella, aunque ya había experimentado el paso de otros huracanes, el denominado "Harvey" fue otra cosa, ya que trajo consigo lluvias torrenciales.

"Las inundaciones cubren la mitad de las casas", cuenta la penquista, que por estos días se ha visto obligada a trabajar desde su casa como gerenta en la compañía Wendy's.

"Se canceló la entrada del año escolar hasta el 5 de septiembre debido a las inundaciones, porque la lluvia ha sido consistente día y noche, no ha cesado", explica desde Texas.

El huracán categoría 4 dejó a 90 mil residentes sin suministro eléctrico, mientras que en los supermercados "se está viendo filas en algunos locales comerciales donde se venden artículos básicos de comida, como leche, huevos y pan".

Susana comentó que en la zona donde reside no hay inundaciones, pero ha sabido de amigos y colegas que tuvieron que ser rescatados en botes desde sus casas totalmente anegadas.

De todas formas, junto a su familia estuvieron tres días sin salir de su casa, y cuando lo hicieron, solo fue para constatar que las casas y comercio están bajo el agua.

Aseguró además que todo podría empeorar porque "van a abrir unas represas que están con demasiada agua acumulada y eso provocará un desastre mayor de lo que hemos visto hasta ahora".

Más agua que viento

Alejandro Céspedes también escuchó acerca de represas a punto de colapsar.

"Por lo mismo siguen evacuando a más gente. El gobierno local ya había preparado albergues y es un caos, pero organizado, porque aquí se mueven rápido", explicó.

Céspedes lidera una agrupación de compatriotas en Houston, ya que vive hace 17 años en el condado de Harris que, asegura, es área inundable.

"Por eso los seguros contra anegamientos son muy caros, pero de todas formas, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias tiene recursos que se mueven rápidamente cuando ocurren cosas así. Es como que tienen presupuestados los desastres", precisó el penquista.

"Yo ya había vivido dos o tres huracanes desde que llegué a vivir aquí desde Concepción. Pero los anteriores eran principalmente de vientos muy fuertes, mientras que éste bajó de intensidad y agarró mucha agua que después cayó como lluvia. Es una tormenta tropical", dijo Céspedes.

Asegura que todos los relatos quedan cortos en relación al desastre, "hay gente que no ha podido salir de sus casas, hay varios muertos, más los que podrían sumarse de entre los desaparecidos. Autos y casas completas desaparecieron bajo el agua y el aeropuerto ha estado funcionando de manera intermitente".

Ayudando a otros

"Están evacuando a las familias de sus casas en botes y lanchas", cuenta, Susana González, que vive hace dos años junto a su familia en Texas.

Tras varios días de ver las noticias ya no soportó más estar encerrada en su casa y junto a su marido intentó ir a rescatar a un matrimonio conocido.

"Vamos a ver qué podemos hacer. No podemos estar tranquilos en la casa cuando otra gente está sufriendo", relató.

La familia está a salvo pero la mayoría de las actividades están suspendidas. Los centros comunitarios e iglesias están funcionando como albergues, donde además se entrega ayuda básica a quienes tuvieron que abandonar sus casas.

Aunque el abastecimiento no ha faltado, la situación es crítica "hay mucha gente que no ha podido trabajar debido a la catástrofe. La situación es muy complicada para todos los que vivimos aquí".

"Es la peor inundación de la historia. Más de la mitad de Houston ha perdido todo".

Alejandro Céspedes, penquista residente en Houston"