La mano amiga no olvida en los difíciles momentos
Cuando los dramas se salen de control se muestra la mejor cara de los barrios.
Como dice el dicho, "no hay mal que por bien no venga". El mejor reflejo de esto queda en evidencia tras las catástrofes que, cada cierto tiempo, afectan a nuestros barrios. Lo que ocurrió durante el último verano es un buen ejemplo de ello, cuando los incendios forestales, no sólo arrasaron con miles de hectáreas, sino que también consumieron las viviendas y lugares de trabajo de muchos.
"Fue impresionante como se unieron los vecinos", dice Consuelo Pérez, habitante del Puente Victoria, lugar que estuvo completamente rodeado de fuego.
"Al principio estábamos con precaución, y como en estos lugares siempre estamos vulnerables a incendios, estábamos un poco preparados. Eso hasta que nos dimos cuenta de que había fuego por todas partes", recuerda la corredora de propiedades, quien, hasta ese momento, no conocía a varios vecinos que se habían ido a vivir al lugar.
"Hicimos un grupo de whatsapp, y los hombres se dividieron en dos grupos para combatir el fuego. Todos nos coordinamos súper rápido", complementa.
Dentro de la ciudad, la cosa no estaba mucho mejor. "Recuerdo que el fuego venía por atrás del cerro. Muchos empezaron a sacar sus cosas de las casas con ayuda de voluntarios", explica Pedro Irigoyen, presidente de la junta de vecinos de Vilumanque.
"Nosotros estábamos más organizados, porque después de la experiencia del terremoto nos dimos cuenta que era necesario", explica el dirigente, que reconoce haber aprendido de las catástrofes.
De hecho, destaca el oportuno accionar de varias personas, no sólo de los residentes del lugar. "Me acuerdo de muchísimos voluntarios que se acercaron a ayudar, además de los bomberos y la gente de la Conaf, que no paraban de trabajar", recuerda.
El drama de pablo
El 20 de marzo de 2015, el mundo del fútbol penquista se remeció por el accidente sufrido por el defensa Pablo Otárola, entonces jugador de Deportes Temuco. Desde entonces, las manifestaciones de apoyo esperando su recuperación no han sido pocas.
"Estamos eternamente agradecidos del apoyo que hemos recibido desde el principio", dice emocionada Andrea Otárola, hermana del ex Huachipato, Lota, Curicó y Temuco. Tras el accidente, Pablo quedó en coma y con un panorama muy poco alentador. A partir de ahí ha iniciado una dura lucha junto a su familia, a la que se han sumado miles de personas.
"Al primer bingo que hicimos en beneficio fueron 1.100 personas más o menos", recuerda su hermana, que no para de agradecer el aguante que todos le han puesto. La familia, que vive en el Cerro Zaror de la Ciudad Puerto, describe que el apoyo no ha sido sólo de sus vecinos más cercanos.
"Nos ha ayudado gente de todos lados. Hace como un mes, en Curicó, hicieron un bingo y la gente le cantaba a Pablo que ni siquiera estaba ahí. Emociona ver cuanto lo quieren", cuenta Andrea.
"Sus amigos del fútbol tampoco se olvidan. El Dani (Castillo) viene siempre, Abarca (Juan) manda videos desde México para que Pablo lo vea, y así con muchos más", añade.
A poco más de dos años del accidente, el amor y la solidaridad ha traído sus frutos: Pablo despertó del coma, y está haciendo trabajos kinésicos. "Vamos a seguir haciendo actividades", comenta Andrea.