Altavoz reencontrado dio señal para crear el club de las Abraham
El sampedrino Regatas Miramar vio la vida en 2007 luego que su fundador, Gonzalo Álvarez, recuperara del fondo de la Laguna Chica el megáfono de uno de los creadores de Llacolén e impulsor del remo local: Víctor Tesser.
El técnico Gonzalo Álvarez no tiene claro si fue el destino o la suerte, pero sí recuerda el hecho exacto que gatilló la creación de Regatas Miramar, club sampedrino que cambió la historia del remo local y nacional al formar a Antonia y Melita Abraham, recientes campeonas mundiales Sub 23 en Plovdiv, Bulgaria en el dos sin timonel.
"Desde 2006 tenía la idea de armar mi propio cuento en el remo. Hasta que un hecho fortuito me dio el impulso final para hacerlo", señala Álvarez.
Ese hecho fue encontrar, en las aguas de la Laguna Chica, el antiguo megáfono con que Víctor Tesser (1920-2005), uno de los fundadores de Llacolén y gran impulsor del remo en la zona, gritaba instrucciones a sus jóvenes aprendices, y que hace casi cuatro décadas se perdió sin que nadie pudiera dar luces de su ubicación.
"Fue la señal, el impulso final que necesitaba para que en 2007 me decidiera a crear el club", recuerda quien se enamoró de la disciplina a los 14 años edad cuando, en el Instituto de Humanidades de Concepción, escuchó a Zibor Llanos narrar sus experiencias como tripulante del bote ocho con timonel que defendió a Chile en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.
"Lo encontré en ese invierno de 2007 en el muelle de Llacolén. Un domingo en la mañana alcancé a divisar una punta que algo brillaba como a dos metros y medio de profundidad. Volví por la tarde, cuando ya nadie quedaba en el lugar, y bajo lluvia me zambullí para saber qué era. Ya en el fondo me di cuenta que era el viejo altavoz metálico de Tesser. De pura emoción me costó sacarlo. Además, estaba lleno de barro y algas", narra quien en ese entonces tenía 38 años de edad.
El actual formador de talentos de la boga destaca que "mi historia es increíble, ya que nadie sabía cómo y dónde se había perdido el megáfono. Durante los años que estuvo desaparecido siempre se habló de él, de modo que había casi un leyenda en torno suyo".
Como el artefacto usado para reforzar la voz cuando hay que hablar a gran distancia estaba oxidado, su descubridor lo limpio y le aplicó resina para evitar que se desintegrara.
Luego lo tuvo en su hogar hasta abril pasado, cuando lo entregó a Llacolén para su custodia y, en lo posible, su exhibición.
"En Llacolén no podían creerlo, pues recibieron un tesoro de la historia del remo, y que perteneció a una figura de tanta relevancia como Tesser, a quien tuve la fortuna de conocerlo en vida, aunque ya estaba viejito".
En homenaje a Tesser, Álvarez construyó un altavoz que califica de "casi exacto al original", y que utiliza en las clases que imparte en Regatas Miramar, club que rompió la tradición del remo sampedrino al utilizar como hogar no la Laguna Chica sino la Grande.
Allí, en 2008 llegaron a practicar los hermanos y hermanas Abraham.
De Melita y Antonia rememora que "de inmediato me di cuenta que tenían talento, y que serían unas grandes deportistas, pues eran metódicas y no faltaban a los entrenamientos. Sumaban como 10 años de edad cuando empezaron a remar, y jamás han parado".
"Son jóvenes, por lo que perfectamente pueden darnos alegrías en los tres próximos Juegos Olímpicos", sentencia.
Gonzalo Álvarez"
"Encontrar el megáfono fue la señal para crear Regatas Miramar"
"
"