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Colombia y Haití tienen embajada aparte en la Vega

Extrañan sus comidas y sufren con el frío, pero estos inmigrantes han aportado optimismo y alegría a los puestos del recinto, donde se han ganado cariño y respeto.
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Alfonso Levet G.

"No sabía que hacía tanto frío, si hubiera sabido quizás no venía", cuenta Alevre Isidore, durante una pausa en su labor en el local Elegir de la Vega Monumental. Claro que ahí nadie lo conoce por ese nombre, sino por el que le gusta: Jonhy. "Mi mamá me puso un nombre complicado y después ella misma me puso Johny", explica este haitiano que llegó hace unos tres meses al país. "Mi nombre de nacimiento es otro, pero yo me llamo Johny", recalca.

Antes de Chile estuvo en República Dominicana, donde aprendió español. "Nosotros aprendemos varios idiomas. Inglés, francés, español, aprendemos lo básico y después se nos hace fácil".

Lo que más hace sufrir a los caribeños que llegan a la zona son las bajas temperaturas invernales. "La lluvia no tanto, pero el frío sí, me he resfriado mucho" explica. Mismo motivo por el que duda si traer o no a su mujer y su hija a vivir con él. "Quizás podrían venir en el verano para conocer".

Sí sí, colombia

Su compañero y amigo en el puesto de frutas y verduras, es un colombiano que proviene de Cali.

"Soy nuevo, recién desempacado aquí", detalla Luis Ardila, quien también va a cumplir tres meses en Chile. Un amigo lo entusiasmó a venirse en busca de un trabajo que finalmente no encontró en la capital. "Tenía unas primas que viven aquí en Conce y me dijeron que me viniera. Me presentaron y me dieron trabajo acá", comenta.

Aunque el frío también lo ha sorprendido estos primeros meses, Luis ya piensa en capacitarse para desempeñar otras tareas. "Quiero hacer un curso para aprender a manejar camiones que es lo que me gusta y lo que yo hacía en mi país".

Si bien durante su estadía en Chile dice haber vivido discriminación por ser extranjero, él se queda con lo positivo. "Es bueno que a uno le pasen cosas en la vida, porque yo allá estaba bien económicamente, pero nunca había montado en avión. Ahora sí y acá estoy. Si hay respeto y uno trata bien, a uno lo tratan bien", señala.

Lo que más extraña de su tierra son las comidas. "De acá me gustan las empanadas de marisco y las sopaipillas", asegura, pero también aprovecha de promocionar a sus coterráneos: "En Conce hay un restaurante colombiano. Vaya un día y se pide una bandeja paisa, es riquísima".

También caleño, pero con cinco años en el país, John Jaiver Caicedo se siente uno más en la pega y en el barrio también.

"Soy delantero en el Indio Halcón de Hualpén", comenta sin falsa modestia este hincha del América de Cali, pero aclarando que es un goleador.

Como la mayoría de sus compatriotas, extraña golosinas colombianas y las preparaciones tradicionales. "Echamos de menos el pan y la empanada colombiana, que es con harina de maíz, aunque nosotros la vendemos aquí en el local gourmet".

Tiene más amigos chilenos que colombianos y su hija se crió aquí. "En Colombia me dicen que ya estoy hablando como chileno", remata, con su acento caribeño.