Carlos Paz Durán
Los mapuches lo practicaban en Chile antes de la llegada de los españoles, pero recién en 2004 el gobierno lo reconoció como deporte nacional.
Ese histórico olvido del palín es lo que el Liceo Los Andes de Boca Sur se ha propuesto combatir en los dos últimos años.
Lo hizo creando un equipo con escolares de enseñanza media que cada Año Nuevo mapuche, o We Tripantu en mapudungun, toma los bastones (wiño) y la pelota (pali o fungul) de madera nativa (wiño) para, si hay rival, jugar un amistoso y realzar así la celebración.
Formalmente, el We Tripantu tuvo lugar el sábado 24 de junio (fecha del solsticio de invierno austral o, en términos simples, la noche más larga del año), pero el Liceo Los Andes lo festejó el miércoles pasado en sus propias dependencias, y con la presencia de miembros del Centro de Medicina Mapuche de Puerto Saavedra (Novena Región), entre ellos la machi Gricelda Levipil y el lonco Luis Calfulén.
Esfuerzos compartidos
"Es importante mantener viva la práctica del palín", señalaron a coro los integrantes del equipo, quienes agregaron que "sabemos algo más que lo básico del juego".
La machi Levipil, junto con felicitar a los deportistas, los instó a "que practiquen el palín con cierta regularidad... y a que les vaya bien en los estudios".
Juan Lepillán, de cuarto medio y quien integra el diez por ciento del alumnado con descendencia mapuche de la entidad educacional que encabeza el director Misael Valenzuela, expresó que "es básico darle a los pueblos indígenas su espacio, incluso en el ámbito deportivo. Es una muestra de respeto de parte de la comunidad".
"Con este tipo de iniciativas mis compañeros se pueden interesar en investigar un poco más sobre la cultura mapuche", destacó Millaray Sepúlveda Cañuepán, quien cursa séptimo básico, y quien adicionó que "en Boca Sur existe un número importante de familias que descienden de pueblos originarios".
Rogativa
La celebración del We Tripantu en el Liceo Los Andes comenzó con un ngillatún o rogativa alrededor de un canelo. Lo lideraron los miembros del Centro de Medicina Mapuche de Puerto Saavedra, quienes con kultrún en mano pidieron lluvias que fertilicen la tierra y que generen buenas cosechas.
15 es la cantidad máxima de jugadores que puede tener un equipo de palín.