La relación entre una correcta alimentación y el buen funcionamiento del sistema inmunitario se ha descrito hace bastante tiempo por la comunidad científica. Históricamente, el hombre ha buscado en los alimentos una fuente de ayuda para evitar enfermedades.

Cuando hablamos de alimentación correcta nos referimos a que sea suficiente en cantidad, calidad y variedad, por lo tanto, en condiciones normales una persona bien alimentada debería tener su sistema inmune preparado para enfrentar a los agentes injuriantes como lo son virus, bacterias, hongos, etc.

Se han descrito las propiedades antibacterianas y utilidad para combatir infecciones del ajo y cebolla. También hay reportes que indican que poblaciones que consumen más ajo tienen menor prevalencia de algunos tipos de cáncer, por ejemplo, se ha estudiado que el ajo ayuda a combatir a la bacteria Helycobacter Pylori, que produce ulcera gástrica y a largo plazo cáncer de estómago.

Coles (repollo, brócoli): sus nutrientes permiten que las acciones metabólicas se realicen en condiciones óptimas, entre ellas la activación del sistema inmune.

Berries: Sus componentes fortalecen el sistema inmune gracias a su poder antioxidante.

Otro nutriente asociado con inmunidad es el ácido láurico (un ácido graso) que en las madres que amamantan deriva en un componente importante de la leche materna y favorece la inmunidad de los lactantes.

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