Brigadas salen en ayuda de las personas que viven en la calle
Se estima que en el Bío Bío son alrededor de 2 mil las que están en situación de calle. Es por ello que varias son las instituciones y particulares que les brindan apoyo. En la casa Roberto Paz buscan que la gente retome sus vidas.
"No es que uno elija esto voluntariamente. Por una cosa u otra uno llega a la calle, pero no es que quiera o que le guste. Yo había salido y aquí estoy de vuelta".
El testimonio es de Alejandro, ingeniero forestal de profesión y que volvió a la calle hace unos cinco meses.
"Ya me había pasado antes y ahora estoy de nuevo aquí. Uno agradece que existan personas que de manera voluntaria vengan a acompañarnos un rato. Compartir un tecito y una conversa es algo muy valioso para nosotros", comenta.
De acuerdo al último catastro realizado por el ministerio de Desarrollo Social, en el Bío Bío había 871 personas contabilizadas como en situación de calle en 2011.
Sin embargo, de acuerdo a estimaciones de diversas ONGs ligadas al trabajo con personas en situación de calle, la cifra actual fluctuaría entre mil 500 a dos mil 500 personas. Un número más exacto podría llegar con los resultados del Censo Abreviado 2017, donde por primera vez fueron catastradas las personas en situación de calle.
Algunos mitos
"Muchos piensan y dicen que la gente que vive en la calle lo hace porque le gusta, eso es mentira", afirma el sociólogo Jorge Bustos, que es el director de la Residencia Roberto Paz, de la Corporación Catim.
"La calle no es una opción; la gente llega por múltiples factores, pero hay tres que son recurrentes: haber caído a alguna adicción, llámese alcohol o drogas; haber sufrido un quiebre emocional, como una ruptura familiar, o porque luego de haber delinquido y estado presos les cuesta reinsertarse y encontrar trabajo", cuenta el director.
Otro de los mitos que existen en torno a la gente en situación de calle es que todos se dedican a mendigar.
"La mayoría trabaja de manera no formal. Es decir que no cumple con jornadas de 8 horas, pero sí generan ingresos. Venden parche curitas, lavan autos o limpian vidrios en las esquinas. Sólo el 23% se dedica a la mendicidad", asegura Bustos.
Otro dato relevante es que la gente de calle no necesariamente son adultos mayores como muchos creen, las edades fluctúan entre los 18 y los 50 años y el promedio de edad en la calle es de 44 años.
Grupos solidarios
El albergue móvil impulsado por el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, es la más reciente iniciativa de apoyo a personas en situación de calle en la ciudad.
Con cierta capacidad de alojamiento para usuarios, el bus ofrece alimentos y la posibilidad de ducha a partir de las 22.30 horas, en la Plaza Independencia.
Roberto Cuminao es uno de los dos trabajadores de planta del albergue móvil y cuenta que "al principio les costaba un poco acercarse, porque no conocían, pero es un rechazo natural a lo desconocido, pero ya vamos a la tercera semana y con bastantes buenos resultados".
También en la Plaza de la Independencia, un grupo de alumnos de la Universidad San Sebastián llega todos los jueves a compartir conversaciones y música acompañados de café, sandwichs y queques.
"La primera vez fue muy complicado porque uno no sabe cómo llegar, pero después ya hay más afinidad. Con el tiempo se hace más fácil, hay más familiaridad", relata la estudiante de terapia ocupacional, Catalina Mendoza.
Ella es una de los 15 a 20 voluntarios que desde el año pasado se organizan por WhatsApp para juntar donaciones y salir en ayuda de los más necesitados.
En el Hospital Regional, un grupo de hinchas de la Universidad de Chile, "La Ocho Azul", termina de ofrecer ayuda a las personas de calle que llegan a pernoctar en la sala de espera de la Urgencia, o en cualquier rincón del recinto suficientemente tranquilo y protegido para pasar la noche.
Uno de los barristas, José Neira, explica que "queremos cambiar la imagen de que somos una barra violenta, porque no es así. Nosotros buscamos ayudar a la gente; estamos ligados a lo social, porque es de donde vienen Los de Abajo".
La esperanza de salir
En la casa Roberto Paz sintieron mucho la partida de Óscar Rivera, más conocido como "Coyote", que murió mientras dormía en una vereda de calle Caupolicán. "Hace muy poco había estado compartiendo con nosotros. Era muy querido", dice el director de la residencia, Jorge Bustos.
"La Roberto Paz" es reconocida como el lugar donde la gente puede salir de la calle si se lo propone. El objetivo es reinsertar a las personas en la sociedad, por eso existen deberes y responsabilidades.
"Todos los que llegan acá tienen que pasar por el mismo proceso de postulación, es un compromiso", cuenta el director.
Los interesados tienen que postular y cumplir con pequeños, pero significativos desafíos para ser aceptados en alguno de los 25 cupos que ofrece la residencia.
Una de ellas es Cecilia, quien admite una recaída reciente: "Nuevamente se me abrieron las puertas para seguir con la recuperación. Estuve un año y medio lejos de la calle, yo sé que se puede".
Asegura que ahí se puede encontrar la familia que muchos perdieron, "mi agradecimiento es para Paola y para mi jefa Mariela Castro, que me dieron las fuerzas para retomar el proceso".
Pedro ingresó a la residencia hace cinco meses y está trabajando en una empresa de aseo. "Siempre tuve en mi corazón la esperanza de que alguien confiara en mí. Aquí me ayudaron y gracias a Dios he cumplido con todos mi desafíos".
Jorge Bustos confiesa que los casos de éxito conmueven a todos. "Uno de los primeros residentes estuvo como un año y medio aquí y después le perdimos el rastro. Un día me lo encontré en la plaza. Iba caminando con su señora y sus hijos. Me vio y nos abrazamos".
"Esperamos estar donde la gente más lo necesite".
José Neira,, La Ocho Azul"
"Conozco gente que tiene las ganas de salir de la calle y necesitan ayuda".
Pedro,, vive en la Roberto Paz"
Otras instancias solidarias
Las oportunidades para solidarizar y apoyar a las personas en situación de calle son muchas. Una alternativa muy a la mano es la que hace tres años ofrece la cafetería Rendibú con el "café pendiente". La encargada del local de la plaza, Carolina Letelier, dijo que "lo implementamos hace unos tres años, cuando estábamos en la galería. Es un café solidario de la misma calidad, que pagan los clientes y que está destinado a personas en situación de calle o que no puedan pagar por uno". Los cafés se van entregando casi al mismo tiempo que se van comprando, "hay varios que están atentos a que tengamos café disponible, así que se van al tiro; ésa es la idea".
Jorge Bustos,, Residencia Roberto Paz"
"La calle es muy dura, es la ley del más fuerte""
77% de los que vive en la calle genera algún tipo de ingreso en trabajos no formales.
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