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Sepa qué hacer para "no perder la cabeza" con las pataletas infantiles

Los especialistas señalan que es normal que los niños hagan berrinches en sus primeros años de vida y que es importante que los adultos no se dejen presionar por los gritos y llantos del pequeño.
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Camila Espinoza López

Una de los mayores retos para los padres es ver a su hijo tirado en el suelo y llorando, sin parar, cuando reciben un no por respuesta. Una situación incómoda, que puede producirse con frecuencia cuando los niños son pequeños.

Camila López, ex actriz de la serie de Mega "BKN", cuenta que ella no se complica con las rabietas de su hijo León, de un año y tres meses de edad. "Creo que es más normal de lo que uno se imagina. Mi hijo es súper gritón, bueno para hacer escándalo. Es bien teatrero, igual a la mamá, pero yo le digo: 'Te dio solo, se te quita solo'. Trato de no pescar".

Es normal

Yilda Quintanilla, docente de la Escuela de Psicología de Universidad de Las Américas-UDLA, confirma lo expresado por López y dice que los padres no deben asustarse si sus hijos tienen rabietas, especialmente entre los dos y cuatros años de vida.

"Las pataletas son normales en ciertas etapas de la vida. Se habla de los terribles dos años, en donde se producen las primeras pataletas. Muchas veces los niños hacen pataletas porque están en un proceso de individuación del yo: quieren imponer sus ideas y sus gustos. Hacer las cosas que ellos quieren y no lo que necesariamente les piden los papás", dice la psicóloga.

Quintanilla recalca que los padres deben comprender que si el niño experimente una rabieta no significa que esté malcriado o que no se sabe comportar bien.

"El niño expresa un deseo que es distinto a lo que le dicen sus papás. Marca el límite de este soy yo y este eres tú. Yo tengo deseos que no siempre van a ser los mismos que lo que tú tienes", dice la especialista.

No perder el control

Quintanilla agrega que un punto clave para enfrentar un berrinche es que los adultos no se desesperen.

"No hay que perder el control emocional. El papá no debe enojarse con el hijo, ni gritonearlo. Lo que pasa generalmente frente a las pataletas es que los papás empiezan a discutir y se muestran más débiles frente al niño", indica la psicóloga.

Lo mejor, de acuerdo a la especialista, es dejar que el niño exprese su frustración y esperar a que se calme.

Conversar

Una vez que termine la pataleta, Quintanilla comenta que los adultos deberían conversar con el niño en forma tranquila.

"Hay que explicarle el sentido de la norma, por más pequeño que sea. Hay que explicar por qué no pueden hacer algo", explica la psicóloga.

No recular

Montserrat Sepúlveda, psicopedagoga de Red Salud UC Christus, señala que otro aspecto clave, en el caso de las rabietas, es que los padres se mantengan firmes.

Si se le dijo no al niño, la decisión no se debe cambiar, aunque ellos presionen con llanto.

"Los papás generalmente, para evitar que sigan llorando, por vergüenza o cansancio van y le dan lo que ellos quieren. Reforzando la conducta para que el niño vuelva a hacer una pataleta", comenta la especialista a este medio.

El consejo de la psicopedagoga es ignorar al niño cuando tiene una rabieta. "Por ejemplo, si está en el supermercado y el niño empezó con la pataleta, no pescarlo. Decirle: 'me voy', y seguir caminando".

Otra técnica, de acuerdo a Sepúlveda, es imitar la conducta del niño. "Mostrarse haciendo la misma pataleta frente al niño. Por ejemplo, gritar y tirarse al suelo. En algunos casos los niños se sienten avergonzados viendo que los adultos actúan así".

Por último, la experta agrega que no hay que olvidarse de contener al niño, una vez que termina su rabieta. "Bajar a su nivel, acercarse y abrazarlo", manifiesta.

"Los papás, generalmente para evitar que sigan llorando, por vergüenza o cansancio van y le dan lo que ellos quieren, reforzando la conducta para que el niño vuelva a hacer una pataleta".

Montserrat Sepúlveda, psicopedagoga."