Investigador alerta por daños a petroglifos incas en Hualqui
El profesor Luis Espinoza dice que el sitio arqueológico del cerro La Costilla ha sufrido por llegada de visitantes.
El profesor de historia Luis Espinoza Olivares estaba investigando sobre la Ruta del Oro en la antigua frontera del Bío Bío cuando se dio cuenta de que existía evidencia suficiente como para sumergirse en un nuevo tema: la presencia inca al sur del río Maule.
"Soy profesor de historia y trabajo hace más de 30 años en la comuna de Hualqui investigando la cultura local y los registros históricos de acá", cuenta.
Espinoza se adjudicó durante 2016 el Premio Especial en el Concurso Escrituras de la Memoria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, por su investigación sobre la Ruta del Oro.
Crónica histórica
"Me encontré con escritos del cronista Diego de Rosales, que escribía de lo que ocurría en el proceso de Conquista hacia el siglo XVII, pero también escuchaba relatos de los indígenas, de la tradición oral", explica el profesor, quien ya sabía de indicios de la cultura inca en la zona, pero que no había encontrado fuentes fidedignas que lo ayudaran a confirmar su hipótesis histórica.
Los escritos en los que de Rosales recoge los relatos mapuches dan cuenta de que alrededor de 1425, mucho antes de la llegada de los primeros conquistasdores, habían llegado algunas tropas incas procedentes del Perú hasta Quilacoya, en la actual comuna de Hualqui.
Centro ceremonial
El investigador cuenta que, de acuerdo a las crónicas, "los incas establecieron un centro ceremonial en un cerro muy alto donde hacían una ceremonia llamada Calpa Inca, en la que -además- habrían ofrecido en sacrificio a dos niños que enterraron vivos, algo que era bastante común en la cultura inca".
Para Espinoza, el relato claramente se refiere al cerro La Costilla, lugar donde es ampliamente conocida la presencia de una serie de petroglifos que además han sido consignados y registrados por aficionados desde el siglo XIX y que corresponderían a la cultura inca.
"He visitado muchas veces el lugar y hay evidencias físicas de la presencia inca en la zona", afirma el investigador, quien además ha determinado que en el sector había un lugar ceremonial cuyo principal hito, una pirámide de piedras, fue destruido por personas que buscaban restos de oro, hecho que no hace más que reforzar la idea de presencia incaica.
"Los incas eran los únicos que conocían cómo trabajar los metales y, según de Rosales, extrajeron oro del río Quilacoya, mismo río donde 100 años después Pedro de Valdivia estableció los lavaderos de oro de Quilacoya, uno de los más importantes en el proceso de Conquista".
El profesor indica que el concepto de valor que los incas asignaban al oro era distinto al nuestro, "ellos lo ocupaban para hacer objetos ceremoniales, eran un elemento de ofrenda a sus dioses, lo apreciaban por su belleza, pero no por el valor material que le damos hoy".
Daños en el lugar
Pese a la importancia del sitio, Espinoza denuncia que la gente que acude al lugar ha ido dañando los petroglifos a lo largo de los años. Hay grafitis en las piedras que dificultan apreciar los tallados e incluso, algunas piedras simplemente han ido desapareciendo.
No obstante, el profesor acusa una situación aún más grave: "Construyeron una torre de alta tensión prácticamente sobre uno de los petroglifos. Todos por ahí saben que es un lugar de visita, que es histórico, puede que no sepan la importancia, pero la empresa a cargo debió haber hecho un estudio o al menos haber preguntado si existían antecedentes".
La primera exploración en torno al tema data de 1960 y fue realizada por el investigador Luis Villalón Wellstyh.
La intención del profesor Espinoza es hacer una investigación que ponga en relevancia la importancia histórica del lugar, de manera que también se tome conciencia respecto del cuidado que requiere un sitio arqueólogico de tal importancia.
"El lugar conserva elementos que refuerzan la idea de un centro ceremonial inca".
Luis Espinoza,, profesor e investigador"