Los pequeños grandes aportes al desarrollo sustentable local
En la celebración del Día de la Tierra presentamos algunos ejemplos de que con buenas ideas es posible aprender a cuidar el entorno en el que vivimos y hacer más felices a las comunidades.
Hoy 22 de abril se conmemora en todo el mundo el Día de la Tierra, celebración instaurada en 1970 y que busca crear conciencia acerca de los problemas ambientales que enfrenta el planeta. Este 2017, la campaña llevada adelante por Naciones Unidas lleva por lema "Alfabetización medioambiental y climática".
Aunque todavía falta mucho respecto de la conciencia de cuidado del planeta, tanto instituciones públicas y privadas como particulares han ido paulatinamente adoptando costumbres y actitudes para cuidar el entorno más cercano.
Invernadero en altura
María Sepúlveda y Domingo Riquelme son vecinos que llevan décadas viviendo a un par de casas en el sector Villa Leonera de Chiguayante. "Nosotros mismos plantamos los árboles de esta plaza hace más de 20 años, mientras que los juegos los restauramos cuando los dio de baja una escuela cercana", cuenta Domingo, un jardinero con más de 30 años de experiencia y que disfruta aportando al desarrollo de la comunidad donde vive.
"Este es un lugar para crear vida, porque los vecinos siempre hemos demostrado preocupación por el barrio", agrega.
Los residentes del sector, mayoritariamente dueñas de casa, desarrollaron un proyecto para cultivar verduras en el mismo sitio de la plaza.
María señala que "antes teníamos una plantación alrededor de la sede en la misma plaza, pero a veces les llegaba un pelotazo de los niños que estaban jugando y se rompían las plantas, se quebraban las habas y perdíamos todo. Hasta que se nos ocurrió subir el invernadero arriba de la sede".
Sólo ver la estructura ya es algo llamativo en el entorno. Un invernadero en un segundo piso no es algo común. El primer piso es una sede vecinal de una agrupación que no tiene nombre oficial, pero que todos conocen como "Amigos de Leonera".
Con la asesoría del agrónomo Francisco Araneda, los vecinos plantaron lechugas, chalotas, tomates y otros vegetales dentro de la estructura de madera y planchas plásticas con ventanas que ayudan a regular la temperatura tanto en verano como en invierno.
"Cuando cosechamos las acelgas las repartimos, después pasó lo mismo cuando los niños también se llevaron tomates que se comían en el mismo momento, se fueron contentos", detalla María, quien asegura que va a seguir asistiendo a los talleres que imparte el agrónomo de la municipalidad, "aunque sea la última que quede adentro" porque, dice, la actividad la relaja y la motiva a hacer más.
El invernadero funciona gracias al trabajo de los vecinos, que ahora están pensando en diversificar su uso y cultivar plantas, porque además es más rentable.
"Tenemos amor por este lugar, esta plaza es nuestro hogar y el invernadero le aporta belleza", explica emocionado Domingo.
Huertita sustentable
Las nuevas generaciones tienen aún más interiorizado que los grandes el cuidado del Planeta.
Así lo demuestra la huerta autosustentable en el que desarrollan sus actividades los niños del jardín infantil de Integra en la población Cardenal Silva Henríquez, de Cañete. Son cerca de 30 pequeños que, divididos en grupos, acuden a trabajar al invernadero ubicado en el patio del jardín, donde desarrollan actividades que refuerzan sus distintas áreas de aprendizaje.
La directora del establecimiento, Carla Gatica, explica que "si hay que trabajar las matemáticas, los niños van al invernadero y se les adapta una actividad con ese propósito; también desarrollan la autonomía, porque cuidan sus propios cultivos".
La educadora cuenta que los alumnos también aprenden reciclaje, ya que preparan sus siembras en almácigos de elementos reciclados, tales como tubos de papel higiénico y botellas plásticas.
La idea nació en 2015 cuando el jardín comenzó un proyecto institucional que busca entregar una educación apropiada a las necesidades de la comunidad y al entorno donde se desarrollan.
Un millón de pesos gestionado a través del programa Quiero mi Barrio, bastó para construir el invernadero, que con 2 metros y medio por tres ofrece espacio más que suficiente para las necesidades de los pequeños.
"Todo está pensado a su altura y los implementos son de su tamaño", cuenta la directora, quien enfatiza en la vital ayuda de las respectivas familias que por estos días, por ejemplo, están desmalezando el lugar como una forma de preparar las próximas siembras de sus hijos.
Sacarle la sal al agua
En Coliumo están enfrentando un problema: el agua de la que dispone el comité de Agua Potable Rural se está haciendo poca para las 600 familias que los componen, así que los asociados se pusieron a pensar en alternativas.
Una de las soluciones fue instalar una planta desalinizadora. El profesor de la UdeC, Rodrigo Bórquez, había desarrollado una planta que ya funcionó en la caleta Cerro Verde Bajo de Penco y posteriormente en Llico (Región del Maule).
"Ésta va a ser una planta provisoria que va a funcionar unos 2 ó 3 años, porque nos seguimos expandiendo y tenemos que buscar una solución definitiva", dijo la dirigenta Sara Garrido, "hay un desarrollo sustentable y un compromiso de desarrollar plantas de desalinización de mayor envergadura, esto es una alternativa real".
"Tenemos amor por este lugar
Domingo Riquelme,, vecino y jardinero"
"Hay desarrollo sustentable (...) esto es una alternativa real
Sara Garrido,, comité APR Coliumo"
17.30 horas, todos los lunes, hay clases en el invernadero en altura de los Amigos de Leonera.
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