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Párroco Soto cuenta cómo es la labor social en iglesia chorera

Hace tres años que pertenece a la parroquia Sagrados Corazones de Villa Esmeralda, ubicada en Mediocamino. Dice que su actividad principal es el acompañamiento de los adultos mayores en situación de abandono.
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Andrea Neguiman Pozo

E n silencio y sin grandes recursos, en varias parroquias del Gran Concepción se desarrollan actividades comunitarias que van en directo beneficio de los vecinos. En este sentido, el trabajo que ejecuta a diario el sacerdote Claudio Soto Holfman, de la parroquia Sagrados Corazones de Villa Esmeralda, Talcahuano, es digno de destacar.

"Independiente de lo pastoral que son las catequesis, las misas y los sacramentos, tomo el rol de un vecino más. Por lo tanto, el trabajo que llevo a cabo está enfocado en ayudar a la comunidad y eso se traduce en diversas acciones que pueden variar de un año a otro", explica el párroco.

En este sentido, comenta que hoy en día una de las actividades que más lo enorgullece y lo emociona son las visitas que realiza de forma constante a las personas de la tercera edad. "Tenemos una población envejecida, donde siempre se menciona que su gran problema es lo económico. Y muchas veces así lo es, pero también existe la soledad y ése es un tema que ni siquiera el Estado ha sabido abordar", indica a La Estrella.

-¿En su parroquia hay casos así?

"Así es. Es un problema que lo estamos viendo hace rato. Quizás no de la mejor manera, ni tampoco solucionándolo de raíz, pero en estas poblaciones hay mucho adulto mayor que se va quedando solo y la iglesia debe estar atenta a ello".

Con respecto a este tema, especifica que existen ocho capillas en el área de Mediocamino y que en todas se ejecuta una labor similar a la que él realiza. "Se replica esta acción y no es porque el cura está a la cabeza, sino que en muchas personas esto nace de forma espontánea", sostiene.

Pastoral de salud

Otra de las actividades que realiza el sacerdote de Talcahuano es entregar los sacramentos a las personas enfermas y que no pueden asistir a la iglesia, labor que está inserta en lo que es la Pastoral de la Salud. "Es una acción que muchos curas hacemos, pero que a mí me llena el corazón. Es que no es sólo el hecho de llevar la eucaristía, sino un acompañamiento con las personas donde uno conversa y donde, además, se detectan otras falencias para ayudarlos de otra manera", expresa.

- ¿Recuerda alguna historia con cariño?

"Son muchas las experiencias bonitas que he vivido. A mí me impresiona bastante visitar a los enfermos cuando están ya agonizando. Uno llega y acompaña, le da la unción. Me ha tocado visitar a familias con las que no he tenido contacto previamente. Me emociona mucho que pese al sufrimiento de esta gente, quede muy agradecida de que uno les acompañe y de repente con la pura presencia, porque hay veces que uno se queda sin palabras, sin saber qué decir".

Pese a contar con una vasta historia al servicio de la comunidad, que inició poco después de la visita a Chile del Papa Juan Pablo II, expresa que todavía le emociona enormemente la generosidad que tienen ciertas personas. "Uno esperaría que la gente con más recursos fuesen más bondadosos, pero es todo lo contrario. Por ejemplo, hace poco fui a visitar a una señora de esta población (Esmeralda). Llegué y a los pocos minutos murió. Una familia muy humilde, muy pobre y son esas personas que a veces nos quieren pagar por ir a visitarlos. Yo nunca he aceptado un peso y nunca lo voy hacer, pero uno ve esos gestos y me impresiona mucho su dadivosidad", comenta.

"Lo otro que me emociona bastante es que existan personas buenas de corazón. En una sociedad donde siempre se resalta lo malo, las guerras y tantas iglesias que se han vuelto en el escándalo con hechos que son absolutamente repudiables, también deben salir a relucir las cosas buenas, que están ahí escondidas, como son las historias de las familias esforzadas y luchadoras", enfatiza.

3 años lleva Claudio So-to siendo párroco en la Parroquia Sagrados Corazones, de Talcahuano.