Penquistas cuentan el día a día en medio de la crisis venezolana
Chilenos que han vivido en primera persona la realidad del país cuentan su visión del panorama político, las manifestaciones y el ingenio al que deben recurrir para conseguir diversos productos.
El conflicto social y político que afecta a Venezuela ha escalado a niveles que repercuten en el ámbito internacional. La decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de dejar sin competencias a la Asamblea Nacional, mayoritariamente de oposición, generó una ola de críticas y acusaciones de estar en presencia de una dictadura.
En medio de cualquier situación, dicen, siempre hay un chileno. Venezuela no es la excepción y es así como hablamos con algunos compatriotas que contaron, desde veredas distintas pero de primera mano, cómo es la realidad que enfrentan los venezolanos día a día.
Panorama político
Iván Veloso es un ingeniero geofísico que, pese a vivir gran parte de su vida en Venezuela, mantiene lazos vivos con Concepción, ciudad a la que regresa cada cierto tiempo de visita.
El profesional penquista explica que "lo que estaba pasando era que no se estaba avanzando para ningún lado. La Asamblea estaba bloqueando todo lo que hacía el Poder Ejecutivo".
El ingeniero cuenta además que hay una disputa clásica por estos días entre los venezolanos: "Maduro no es Chávez", dicen desde la oposición; "Caprile no es Presidente", responde el "chavismo".
Alimentos
Respecto del diario vivir, el chileno explica que "hay un problema con el desabastecimiento, pero también hay un sabotaje económico. Lo cierto es que cerca de un 80% de los alimentos que se venden son importados, entonces llegan, pero en muy poca cantidad".
Según explica Veloso, los productos se encuentran en mercados con precios regulados por los municipios. En algunos de esos mercados, donde el del municipio de Chacao es uno de ellos, los productos se venden "por bulto" y finalmente llegan a la calle al detalle en cinco veces el precio original.
"Eso demuestra que hay una complicidad entre los dueños de las empresas productoras de alimentos, funcionarios e intermediarios", comenta.
Algo que ocurre, añade, es que no hay capacidad de controlar los precios regulados, así que en la práctica una familia compra lo que puede en el mercado regulado y el resto con los "bachaqueros", es decir, en el mercado informal o mercado negro.
Han habido varios ajustes salariales porque la inflación también está alta. Por eso también existen varias tasas cambiarias; el dinero rinde dependiendo de dónde se gaste.
Vuelta a chile
Aníbal Palma es un chileno-venezolano que hace poco se vino a estudiar Ciencias Políticas y Administrativas en la Universidad de Concepción. "No hay atisbo de mejora", cuenta de entrada el estudiante que, pese a tener educación gratuita en Venezuela, se vino a Chile en busca de más estabilidad.
"El desabastecimiento es grande. Pasa que uno va al supermercado a hacer fila, pero no se sabe qué productos se van a encontrar", relata.
Palma, hijo de un venezolano y una chilena, dice que echa de menos a familiares y amigos, pero dada la situación actual no está dispuesto a volverse en el corto plazo. "Es que no se puede, no hay garantías de poder vivir bien", asegura el joven, cuya hermana también llegó al país hace algunos meses.
Otra chilena que decidió volver a Chile hace poco es Macarena Pantoja, aunque aclara que no tuvo motivos políticos para hacerlo. "En realidad no me identifico con ningún sector político en particular, nos vinimos a trabajar en la iglesia (La Viña), somos misioneros", explica.
Macarena cuenta que las marchas y cacerolazos no alcanzan a reflejar el descontento que hay en el país. "Lo que ocurre es que no van las familias completas a las manifestaciones, sino que como mucho un representante. Además la mayoría de las veces la gente ni se entera que hay protestas", señala.
Ella, su marido venezolano y los dos hijos que tienen alcanzaron a vivir las dificultades para encontrar productos en los supermercados. "Esto viene desde hace varios años. Siempre pensábamos que no podía empeorar más".
Algo en lo que todos coinciden es en el humor venezolano ante las dificultades y en el ingenio al que recurren para resolver los problemas cotidianos.
"Vas al súper y no hay leche, pero sí aceite. Entonces compras porque un vecino quizás necesite algo que tienes y lo puedes cambiar", explica Macarena, e Iván Veloso coincide, "la gente se organiza hasta por Whatsapp".
"Los alimentos llegan, pero en muy poca cantidad
Iván Veloso,, ingeniero"
Aníbal Palma,, estudiante universitario"
"No hay atisbo de mejora en Venezuela"
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