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Mineros en huelga se dieron el abrazo a 700 metros bajo tierra

Familiares de los trabajadores dijeron que la Navidad y Año Nuevo han sido días de mucho sufrimiento.
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Alfonso Levet

"Dos fiestas lejos de la familia no es nada grato para nosotros, pero aún así no decayó el ánimo". Las palabras son de Job Riquelme, quien desde el interior de la mina Santa Ana, por vía telefónica, contó a La Estrella cómo fue la noche de Año Nuevo para los 73 trabajadores en huelga que permanecen dentro del yacimiento desde el pasado 5 de diciembre.

El minero dijo que pese al cansancio, él y sus compañeros pudieron darse un abrazo de ánimo, con la esperanza intacta en que el conflicto que los mantiene protestando a 700 metros bajo tierra en Curanilahue pueda resolverse.

Riquelme dijo que pasar otra celebración dentro del yacimiento "es difícil, pero con la ayuda del Señor pudimos darnos un abrazo y darnos ánimo con los compañeros".

Visitas de familiares

La comunicación con los familiares se ha limitado a conversaciones telefónicas, durante toda la última semana. "Estamos medianamente bien, el ánimo no es el mejor después de tantos días, pero la cosa hasta el momento ha estado tranquila", añadió.

En la superficie, la espera también ha sido larga y tensa para las familias de los mineros. Un grupo de familiares, vecinos y hermanos de la iglesia a la que varios pertenecen, fueron la mañana de ayer a visitar a los trabajadores, pese a que tampoco les fue permitido descender.

El pastor de la iglesia Metodista Pentecostal de Lenga, Edison Garrido, llegó hasta Curanilahue para ver la situación de los mineros y sus familias. "Estuvimos haciendo una oración, compartiendo la palabra del Señor, dando ánimo a los muchachos y preguntando cómo podemos ayudarlos".

El pastor confesó que no tiene parentesco con ninguno de los trabajadores, sino que su padre es vecino de varios de ellos, "pero en la iglesia somos todos hermanos".

Días difíciles

Marisol Castro llegó junto al grupo de feligreses para saber de su marido, Luis Oñate, que está dentro de la mina. "Pascua y Año Nuevo fueron días muy tristes, mucha lágrima, mucho dolor, es algo muy difícil para la familia", manifestó.

Pese a que su esposo le aseguró que estaba bien, la mujer se mostró preocupada por el estado de los manifestantes. "Dios permita que esta semana termine todo, que se abran esas puertas y se solucione todo", subrayó.

Esperanza de solución

Entre los trabajadores ronda la idea de que esta semana termine el conflicto y los mineros puedan salir del pique para volver a sus casas.

Jaime Torres expresó que lo único que queda por ahora es darse ánimo unos a otros porque ha sido un tiempo difícil, ya que asegura que no han cobrado sueldos hace tres meses. No obstante, "estamos abiertos al diálogo".

El hermano de Javier Avendaño, Hugo, fue otro de los que pudo comunicarse el día de Año Nuevo con su ser querido. "Está bien, tiene esperanza porque cree que van a salir adelante", contó a La Estrella.

Consultado acerca de lo difícil que fue para la familia pasar la Navidad y el Año Nuevo en medio esta situación, dijo: "qué se le va a hacer, así es la vida".

"Pascua y Año Nuevo fueron días muy tristes, mucha lágrima, mucho dolor, es algo muy difícil".

Marisol Castro, familiar."