Mauricio Tapia, de 53 años, conocido y querido vecino de Tumbes, fue encontrado sin vida al final de la caleta, en un camino peatonal que bordea la costa. En dicho lugar, hay un puente desde el que, de acuerdo a los primeros reportes, habría caído hasta el mar, en donde se ahogó. Cercanos explicaron que habría ido a botar basura.
El hecho causó profundo dolor tanto en los pescadores como en los locatarios. El hombre, según explicaron era nacido y criado en el sector. Incluso los turistas lo conocían, porque siempre pituteaba ayudando a todo el mundo.
El teniente Nicolás Alarcón, oficial de servicio de la Gobernación Marítima de Talcahuano, "alrededor de las 20.50 horas se recibió un llamado por parte del alcalde de mar, en Tumbes, dando cuenta que fue encontrado un cuerpo flotando al final de la caleta. Nos apersonamos en el lugar y, al llegar, constatamos que la víctima ya había sido sacada del agua por quienes lo hallaron. Al no haber mayores antecedentes respecto a las circunstancias y causas de su muerte, el Ministerio Público instruyó el trabajo de la Policía de Investigaciones".
Personal de la Armada continuó resguardando el sitio del suceso, conteniendo también a los familiares del malogrado vecino, quien vivía a menos de una cuadra desde donde ocurrió el accidente. Su hermano recibió profundas muestras de cariño y respeto por parte de los residentes del lugar.
Tras los primeros peritajes en el sitio del suceso, según informó el teniente Alarcón, "fue encontrado en un sector de muy baja profundidad, de poca rompiente. Se investiga si él tenía algún antecedente médico".
Reinaldo Esparza, uno de sus conocidos, contó que "él era como el dueño de la caleta. No había quién no lo conociera. Por eso tanta gente llegó a ver lo que había pasado y a acompañar a su familia. Él ya había perdido a su papá en el tsunami de 2010 y hace poco había muerto otro hermano. Sabíamos que él tenía problemas de epilepsia. Quizá le dio un ataque".
53 años tenía Mauricio Tapia quien era nacido y criado en la caleta Tumbes.
20.50 marcaba el reloj cuando, la Gobernación Marítima recibió el llamado del alcalde de mar.