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Emprendimiento, reciclaje y moda: todo junto en La Ropería

Sus dueñas son jóvenes que apostaron y se la jugaron con todo para seguir su pasión por el diseño. Ahora tienen un nuevo local y reorientan sus esfuerzos en captar al público masculino, también interesado en vestir bien y diferente.
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Andrea Neguiman Pozo

La Ropería es una empresa dedicada al reciclaje de prendas de vestir de alta calidad. Sus dueñas, utilizando toda su creatividad y talento, le dan nueva vida y estilo a sus productos, transformándolas en piezas únicas y, por lo mismo, más atractivas.

"Mi negocio consiste en vender productos reciclados, exponiéndolos como si fueran nuevos, ya que están en muy buenas condiciones. En este sentido, rescatamos el material noble con que están realizados, como algodón, lana, seda y cuero, los que en el fondo iban a ir a parar a la basura sin ningún sentido", explica Constanza Catalán, dueña de este emprendimiento penquista.

¿Y de marcas conocidas también?

"Sí, aunque como tienda no potenciamos tanto eso (…) Las personas siempre encuentran dentro del local varios productos de etiquetas súper reconocidas, para mí eso es genial, es excelente. Sin embargo, la tienda busca potenciar el diseño y el bajo costo de la ropa. Por ejemplo, nos han llegado carteras carísimas, que los mismos clientes han googleado y que valen alrededor de 500 mil pesos. En nuestro local esos productos se lo han llevado por sólo tres mil 990 pesos. Este mismo precio es para todas las carteras del local. No le ponemos un valor extra por ser de diseñador".

La idea de reciclar ropa de alta calidad surgió en esta joven emprendedora hace algún tiempo cuando, por problemas de salud, dejó de lado su trabajo estable. En ese momento, tuvo que decidir qué hacer con su vida. "De profesión soy administradora gastronómica y hotelera, sin embargo, por cosas de la vida, comencé a trabajar vendiendo seguros donde me hice una carrera. Durante cuatro años gané muchas lucas, pero era un trabajo muy estresante, que me fue entristeciendo y desmoralizando. Esto, al tener que lidiar constantemente con la negatividad de la gente, quienes te reciben súper mal. Es por esto que decidí cambiar de rubro", explica.

¿Ahí nace la idea del recycling clothes?

"Claro. La verdad es que el estrés me llegó muy fuerte, incluso, en abril de este año me dio una parálisis facial. Se me paralizó todo el lado derecho de la cara, desde el pelo hasta el cuello. Se me caía la saliva, no podía tomar agua. ¡Fue todo muy fuerte para mí! Eso me hizo replantearme en lo que estaba, preguntarme si era feliz realmente. Entonces, pensando y pensando, un día se prendió mi ampolletita, ya que en la época de universidad comencé a comprar ropa usada y me fui dando cuenta que la calidad de las prendas nuevas no valía el precio elevado que se cobraba por ellas".

La tienda

Su local de ropa reciclada se inauguró con bombos y platillos semanas después de haber superado su crisis emocional. No obstante, tal decisión no fue un proceso fácil de tomar, debido a las dudas que le generaba tal negocio.

"Necesitaba realizar algo que me generara lucas y no sabía si me iría bien de inmediato. Sin embargo, igual me quise lanzar con mi tienda, porque algo conocía del rubro, ya que en mi época de universidad me convertí en una amante de las prendas usadas. La gran emoción que sentía al encontrar productos únicos, de calidad y súper baratos, la quería transmitir a las demás personas. La verdad es que mucha gente siempre me decía por qué no me compras a mí también y eso me motivó", señala.

Es así como se decidió embarcar por completo en el reciclaje. Sin embargo, antes se tuvo que informar sobre la ropa reutilizable. De esta forma, conoció cuáles son las mejores prendas del mercado. "Puedes encontrar ropa alemana, canadiense, americana y europea", comenta.

¿Tienen diferencias unas con otras?

"Claro que sí. Como compradora, adicta a la ropa usada, me fui dando cuenta de las características que cada una tenía. Por ejemplo, la ropa alemana es de buena calidad, pero de tallaje súper grande y de diseños fomes y anticuados. No son prendas delicadas por decirlo de un modo. La americana, en tanto, viene súper usada y el químico que utilizan para proteger las telas es muy fuerte. La canadiense, por su parte, es igual a la ropa americana. No tienen grandes diferencias".

¿Y cómo es la del resto de Europa?

"Es genial, porque viene en un excelente estado y trae de todas las tallas, desde la XXS hasta la XXL. La ropa es más parecida a la que usamos acá. La diferencia también está en la calidad, porque la ropa americana y canadiense son casi puras prendas hechas en China, en cambio, la mayoría de los productos europeos son fabricados en ese mismo continente. La lana es cien por ciento lana y el cuero también".

Por estas particularidades, es que Constanza se decidió a importar ropa reciclada desde Europa, sistema que es muy minucioso, pero significativo para la comunidad. "La importación de ropa europea es reciclaje, porque estás utilizando algo que está en buenas condiciones y que puede seguir teniendo vida útil. La gente allá tiene la costumbre, el hábito de donar la ropa que está en buen estado. Ésta debe ir limpia, doblada y en bolsas cerradas, separada de los zapatos. Después se debe depositar en unos contenedores habilitados en las ciudades y que son retirados por las empresas encargadas de su reciclaje, quienes venden la ropa al resto del mundo o las donan. Igual esto ha generado un cierto disgusto en la comunidad, ya que de su venta sólo el uno por ciento es enviado a organizaciones de caridad".

La tienda

Actualmente, Constanza cuenta con dos tiendas. La primera se ubica en Aníbal Pinto, entre Cochrane y Chacabuco. "Ese local anduvo solo, porque está bien ubicado (…) A la segunda, le ha costado más surgir. Está ubicada en Ongolmo, en una casa que se llama La Monarca. Es una vivienda que con mi hermana restauramos completamente. Todo está nuevo. Claro que se quiso conservar la estructura y resaltar su línea arquitectónica", explica.

¿Sólo vendes ropa de mujer?

"No. El segundo local es mixto. ¿Por qué decidí abrir una nueva tienda tan rápido? Es la gran pregunta. La verdad es que la cantidad de hombres que pasaban a consultar por ropa en el local de Aníbal Pinto era bastante. Me dije: ¡Aquí estoy perdiendo plata! Sin embargo, ahí no tenía espacio para poner productos para ellos. Es que las tiendas son pequeñas. Esa es su gracia. Al ser chicas podemos podemos ir renovando la mercadería todos los días. Además, hace que el espacio sea más íntimo. En un local grande con sólo mirar todos los percheros disponibles ya te cansas".

En ambos recintos, los productos no superan los 7 mil 990 pesos. "Lo más barato que tenemos son estuches, cosmetiqueros y bolsos de viaje a 990 pesos (…) Hacemos también remate dos veces al mes. Son dos tipos de eventos. A veces tenemos cincuenta por ciento de descuento y en otras ocasiones ponemos toda la tienda a mil 990 pesos. La gente que le gusta la ropa europea busca la prenda diferente y por eso nos ha ido tan bien con el tema del reciclaje y la reutilización del vestuario. La verdad es que hoy en día en una tienda fácilmente puedes encontrar una polera a tan sólo 2 mil 990 pesos, pero esa prenda la tendrán varias personas también. No es única, como acá".

"La importación de ropa europea es reciclaje, porque estás utilizando algo que está en buenas condiciones y que puede seguir teniendo vida útil".

Constanza Catalán,, tienda "La Ropería"."

"Las tiendas, al ser pequeñas, nos permite poder ir renovando la mercadería todos los días"

Constanza Catalán,, tienda "La Ropería"."