Siempre hay que tener en consideración que el cuidado de nuestros pies debe ser tan riguroso como el de otras partes de nuestro cuerpo que podremos en movimiento.

Lo primero es ejercitarnos con el calzado adecuado. Esto significa que debe ser preferentemente de cuero, con forro de badana. Lo común es encontrar zapatillas con interior de material sintético, esto aumenta la transpiración y la humedad que genera nos expone a la aparición de hongos. Por lo mismo, la aireación del calzado debe ser de aproximadamente 24 horas.

La manera de prevenir la aparición del temido Pie de Atleta es lavar los pies a diario con agua tibia-fría y jabón neutro, secarlos con papel absorbente o secador de pelo con aire tibio-frio para llegar a aquellas áreas donde es más difícil llegar.

La aplicación de polvos antimicóticos, también llamados "antihongos" debe hacerse en poca cantidad y en el calzado deportivo, no sobre la piel como se suele pensar. Esto porque el talco tapas los poros.

Otra medida efectiva es usar plantillas de cuero, pues su composición absorbe la humedad. Un mejor resultado se logrará si éstas son cambiadas a diario para su ventilación.

Finalmente y como en la mayoría de los casos una detección temprana ayuda a evitar complicaciones. En el caso de los pies es lo mismo. Revisar constantemente la piel y uñas, y acudir a un especialista si observa un cambio de color o inflamación son los mejores consejos para que su rutina deportiva sea saludable y provechosa.

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