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Descubrir y seguir la vocación

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Escoger una profesión es una tarea compleja. Los adolescentes atraviesan por una etapa marcada por la transformación de la identidad, que no facilita el proceso, sino todo lo contrario. Aparecen dudas, incertidumbres y desconciertos con respecto al futuro. Diversos factores, tanto internos como externos, inciden en este proceso. Los internos guardan relación con el nivel de autoconocimiento e intereses. En tanto, los externos tienen que ver con las posibilidades que genere el entorno, esto es, las oportunidades que entreguen el contexto escolar, la familia y el aporte de las influencias de terceros. Para minimizar el riesgo de que el adolescente se desoriente en su elección, los actores educativos debemos colaborar para crear espacios donde éste pueda conocer sus talentos, habilidades, destrezas y también dificultades a través de la experiencia. Esto se concreta a través de la multiplicidad de inteligencias que se conocen: lógica-matemática, lingüística-verbal, corporal, naturalista, interpersonal, intrapersonal, visual-espacial y musical. En la medida en que el adolescente conozca y experimente los tipos de inteligencias, podrá potenciar habilidades y fecundar otras áreas que no conocía sobre sí mismo. Conocerá disposiciones, aptitudes y capacidades que le harán más fácil la ardua tarea de decidir el camino a seguir. El rol del entorno, entonces, consiste en apoyar y permitir la expansión intelectual y social del estudiante.

Columna