Tomar la decisión sobre qué estudiar no siempre resulta fácil, la falta de información o presiones familiares son factores que pueden llevar al estudiante a tomar una elección apresurada, que no necesariamente refleje su real interés y que aumenta su probabilidad de deserción. Por ello, el primer paso para elegir bien una carrera es conocer cuáles son sus habilidades, talentos y gustos, así como sus perspectivas de desarrollo, tanto personales como profesionales, considerando cuáles son aquellas cosas que le motivan e interesan.

Es fundamental no apresurarse en la elección y que el estudiante se tome un tiempo para reflexionar en quién es, qué quiere lograr, qué quiere de su vida y priorizar aquellas opciones en que logre visualizarse, ejerciendo lo que le haga feliz y le permita un desarrollo pleno como persona, sin dejar de lado sus proyecciones laborales y, tomando así, una decisión consciente e informada.

Es importante averiguar sobre las carreras que son de su interés, para ver en qué consisten, conocer su campo ocupacional y su índice de empleabilidad. También es recomendable socializar con personas que estudiaron esa carrera y que ya están trabajando.

Por último, investigar sobre las distintas alternativas que ofrece el sistema de educación superior, institutos profesionales, CFT y universidades.