Familiares de desaparecidos en avioneta ven luz de esperanza
Justo cuando se cumplen tres años del accidente en Isla Mocha, Ministerio Público reabre la investigación del hecho.
Tres años se cumplieron ayer desde que se produjo la desaparición de la avioneta Cessna C-172 con cinco personas a bordo mientras se desplazaban desde la Isla Mocha hacia el aeródromo de Tirúa. No saber qué originó el accidente y qué sucedió con el piloto Mario Hahn Cortés y los cuatro pasajeros (Erik Arriagada Zúñiga, Leslie Roa Sufray, Jorge Luengo Suazo y Jorge Luengo Espinoza) mantiene a sus familiares en la incertidumbre.
Sin embargo, desde la Fiscalía Regional ayer se confirmó a La Estrella la reapertura de la investigación del caso tras recibir nuevos antecedentes por parte de familiares, la que está a cargo del fiscal jefe de Lebu, Danilo Quiroga.
Sin embargo, desde el Ministerio Público manifestaron que no pueden entregar mayor información al respecto, ya que se trata de un procedimiento que se encuentra en curso.
Familiares
"Fue sorpresiva esa noticia, porque pensamos que ya nada se podía hacer. Sin embargo, nos alegra que el fiscal haya tomado nuevamente el caso", indicó Cecilia Sufray, madre de Leslie Roa Sufray, quien tenía 27 años de edad al momento del accidente.
"Recién ahora estoy asimilando todo. El primer año tenía una negación terrible por lo que pasó. Quería creer que no era verdad y que mi hija llegaría a casa", agregó. "Sólo puedo dormir con remedios. Ésa es la única manera que tengo para poder estar bien. Falleció mi hija, pero aún tengo a mis padres y tengo que estar firme para ellos", aseveró la madre de la joven bióloga y estudiante de un magíster en Ciencias en la Universidad de Concepción.
Cecilia Espinoza, madre de Jorge Luengo Espinoza (28) y esposa de Jorge Luengo Suazo (53), calificó como muy importante la reapertura. "La idea es que sepamos lo que pasó. Lo que generó que fallecieran nuestros familiares", señaló a La Estrella.
"Han sido años súper difíciles para mí y todo mi círculo cercano. De un momento a otro se derrumbó mi familia. No es fácil perder a un esposo y a un hijo de un golpe", lamentó.
Agregó que ha hecho todo lo posible para sobrellevar el dolor y continuar con su vida. "Una saca fuerzas de todos lados, porque no se está preparada para situaciones así", señaló. "En Tirúa hay unas tumbas simbólicas. Fuimos para allá la semana pasada, porque mi hijo hubiese estado de cumpleaños, habría cumplido 31 años", declaró la madre del joven ingeniero químico que trabajaba en una empresa ubicada en Hualpén. "No tenemos un lugar físico donde recordarlos, porque no están los cuerpos, pero allá es simbólico. Es donde podemos visitarlos", explicó.
Yaritza Arriagada, hermana de Erik Arriagada Zúñiga, quien también tenía 27 años de edad al momento de la desaparición de la avioneta, contó a La Estrella que han sido tres años sumamente complicados para su familia. "El recuerdo siempre está, las ganas de saber qué pasó también. Nos hemos unido harto para superar el dolor, pero siempre está presente", dijo.
"La vida continúa y hay que ser fuertes. Fue un hecho lamentable, pero nosotros debemos estar bien y poder salir adelante, aunque cueste mucho", agregó la familiar del ingeniero mecánico de profesión y que laboraba en una empresa minera de la Región de Antofagasta.
Terapia
Las tres familiares reconocen que los tres años que han pasado tras la tragedia han sido durísimos y que han recibido terapia psicológica en el Centro de Apoyo a las Víctimas. "Ha sido de gran ayuda, ya que así pude asimilar todo lo que estaba pasando", dijo la mamá de Leslie Roa. "Compartimos con las familias que sufrieron lo mismo que uno", agregó. Según explicó Cecilia Espinoza, allí, rememoran los tiempos en los que estuvieron felices junto a sus seres queridos. "Nos ayuda mucho conversar sobre nuestros parientes. Es la forma de llevar el dolor que sentimos. Sin esto no sería posible", dijo.
Misa
Las familias de las víctimas del accidente acudieron ayer a una misa que se realizó en la Parroquia El Sagrario en Concepción. Allí pidieron por sus seres queridos y que, ojalá, la investigación les permita aclarar las circunstancias en las que se perdió la aeronave. "Nos gustaría que se aclare lo sucedido, ya que queremos descansar y así lo harían nuestros hijos", dijo Cecilia Sufray, mamá de Leslie.
Mochano
Con respecto a la seguridad para volar entre la Isla Mocha y el continente, Gilberto Varela, quien ha vivido más de sesenta años en la ínsula, dijo que ahora disponen de mejor movilización que hace algunos años. "Hoy, el avión que no está en condiciones, simplemente no vuela", dijo. El mochano señaló que disponen de un avión financiado por el Gobierno, el cual tiene un costo menor para todos los vecinos y se puede utilizar cuatro veces a la semana. "Una avioneta para turistas cuesta unos veinte mil por viaje. A nosotros nos cobran cuatro mil pesos hasta Tirúa", dijo. En tanto, contó a La Estrella que poseen mejor señal telefónica, ya que hace un par de años instalaron una antena celular. "Ahora sólo falta un tipo de transporte marítimo, pero vamos mejorando", aclaró.
2013 el año en que desaparece la aeronave con cinco ocupantes. Nunca encontraron los restos.