Desde hace algunos días ha sido exhibido un video donde una joven golpea a otra a la salida de un liceo. Es una escena muy violenta en que se puede ver cómo una niña es agredida durante algunos minutos sin poder defenderse y sin ser socorrida por ninguna de las personas que se encuentran a su alrededor.

Llama la atención el nivel de violencia de los golpes, pero resulta más preocupante observar el nivel de violencia de los comentarios con que respondió la comunidad frente a estas imágenes. Ver cómo adultos, padres o familiares de otros niños y niñas, que descalifican y amenazan a una adolescente es alarmante, porque da cuenta del nivel de violencia actual y expone abiertamente cómo el sistema y los individuos que lo componen validan el uso de la violencia como forma de relación. Este no es un fenómeno aislado, es un fenómeno que responde al sistema social imperante que valida la violencia. Este es el sistema en que se están educando los niños y adolescentes, donde aprenden que la violencia es una forma de validarse y la agresión es la forma de relacionarse.

Sólo un joven se atreve a rescatar a la niña y detener los golpes, exponiéndose a ser agredido, sólo un joven sale de su individualidad y se moviliza a ayudar a la joven que está siendo golpeada en el suelo. El resto mira, graba, pasa por el lado en sus vehículos, se escandaliza pero no se detiene y no expone su integridad por otro ser humano.