El acné es la enfermedad de la piel más común. Son inflamaciones de glándulas sebáceas que se manifiestan en erupciones, pústulas y cicatrices, y aunque no distingue edad ni raza, es más común en los adolescentes. De hecho, se calcula que un 80 por ciento de la población, entre los 11 y 30 años, tienen brotes de acné en algún momento.

Su origen no está exactamente definido e identificado; sin embargo, los médicos especialistas explican que hay agentes que pueden promover su aparición, como el aumento hormonal durante la adolescencia o los cambios que surgen con el embarazo; el consumo o cese de píldoras anticonceptivas u otros medicamentos y algunos elementos factores hereditarios. Esto ha llevado también a que surjan muchos mitos respecto al acné. ¿Quién no ha escuchado que comer chocolate hace que aparezcan espinillas o que tomar sol las seca? Ninguna de las dos afirmaciones han sido comprobadas. La primera dice más relación con la importancia de mantener una alimentación saludable, mientras que la otra puede llevar a una insolación.

Algunas de las indicaciones generales que se pueden dar para un adecuado cuidado de la piel son que se debe lavar el rostro dos veces al día con un jabón suave en movimientos circulares y secarlo suavemente después de cada lavado; mantener una buena alimentación como parte del autocuidado de nuestra salud; exponerse al sol con bloqueador; no reventarse los granos, entre otras.