Las empresas han ido incorporando las celebraciones como parte de su cultura, una instancia que más allá de festejar un hecho específico, permite a los trabajadores compartir en un contexto diferente.

Cuando conmemoramos una fecha con actividades corporativas se logra una conexión emocional entre los colaboradores y la empresa, generando incluso mayores grados de compromiso y productividad.

En ellos se comparten valores corporativos y acciones que tal vez sólo sean comprendidos y ratificados por ese grupo humano. Hay historias, anécdotas y conversaciones que cobran sentido entre los integrantes de una empresa, sin distinción de cargos o de las funciones que desempeñan.

Celebrar o conmemorar hitos son en sí mismas parte de una política de recursos humanos y desde ese punto de vista, sería ideal que cada organización se diera el espacio para propiciarlas en distintas fechas importantes para la empresa y a través de ellas, reforzar el sentido del trabajo.

Las instancias comunes de connotación histórica, momentos de agradecimiento, reconocimiento o valoración ofrecen la oportunidad de contactarse con los trabajadores y reconocer en ellos virtudes que trascienden al desempeño profesional o técnico porque permiten entender las emociones de cada integrante de la empresa.

Concepción

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Tomé

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Curanilahue

Lebu