Voluntarios de Concepción: Entregan su tiempo y amor a la gente que más lo necesita
Algunos donan comida y ropa, otros aportan en compañía, por ejemplo, con una buena conversación. Pese a que cada uno lo hace en su forma, todos buscan mejorar la calidad de vida de aquellos que lo piden o requieren.
María Inés Hernández es matrona y hace cuatro años dejó su profesión para dedicarse en cuerpo y alma al voluntariado. Su elección no fue al azar, ya que siempre quiso ayudar en el aspecto psicosocial de las personas que se encuentran en situación de calle. Es por esto que decidió ser parte de las profesionales que participan en la fundación "Novo Millennio", que pertenece a la Vicaría de la Pastoral Social del Arzobispado.
"En estos momentos, estoy trabajando con personas mayores de 18 años. Todos los días nos encontramos con historias de superación, de dolor y de amistad. Por ejemplo, de gente muy enferma que ha estado en la intemperie, que la hemos podido llevar a un albergue y que ha muerto ahí bajo un techo con dignidad", señala.
"También tenemos historias de personas que han salido de la calle, que están arrendando sus piezas y que están avanzando. Son individuos que, en algún minuto, estuvieron muy dañados emocionalmente y que volvieron a confiar en los demás", añade la profesional.
- ¿Cómo nace su deseo de servir a la comunidad?
"Surgió en la medida en que vi la necesidad de las personas (...) A través de la oración le pedí inspiración a Dios para saber qué quería que hiciera para retribuir todo lo que me da. En ese momento, surgió el llamado de preocuparme por estos hermanos que están abandonados y que se han privado de muchas cosas".
Casos parecidos son los de Lilian Alarcón y Dominga Suazo, que pertenecen a las Damas de Azul del Hospital Regional de Concepción. "Nuestra función se basa, principalmente, en dar el almuerzo a los enfermos que no pueden comer por sí mismos y acompañar a otros que, por diferentes razones, se encuentran solos sin compañía de sus familiares", explica Dominga.
Su colega, Lilian, señala que entre sus pares son reconocidas como las "Damas Vicentinas", que pertenecen a la congregación de San Vicente de Paul, y que llevan más de 40 años trabajando en el recinto de salud penquista. "Durante todo mi voluntariado he tenido buenas experiencias. Las personas nos dan las gracias por entregarles compañía, eso me fortalece como ser humano. Soy una mujer de edad, muchas veces ando con achaques, pero se me pasa todo cuando me pongo el delantal y entrego mi servicio", puntualiza Lilian.
"Igual hemos tenido experiencias tristes. Por ejemplo, hemos rezado frente a un paciente que se encuentra moribundo y ha fallecido con nosotros, ahí, rezándoles el rosario", añade Dominga.
Los jóvenes
Tener una vocación social es una gran responsabilidad que muy pocos se quieren poner en su espalda. Sin embargo, existen varios adolescentes y jóvenes que están dispuestos a cargar con ese compromiso. Este es el caso de Benjamín Espinoza, quien cursa recién primero medio.
"Soy voluntario de la Cruz Roja Juvenil y estoy haciendo todas las gestiones para que en mi colegio, 'Amanecer San Carlos' de Lomas Coloradas, tengamos una unidad de ayuda de la Cruz Roja", dice.
-¿Alguien te incentivó a inscribirte?
"No. La verdad es que la idea surgió en mí de un día para otro. Hace rato que tenía ganas de colaborar y necesitaba ayudar a la sociedad de alguna manera. Busqué distintos voluntariados y el que más me llamó la atención es el que ofrece la Cruz Roja. ¿Por qué? Porque la mayoría de las otras organizaciones de ayuda no permiten que participen niños de mi edad".
El Cuerpo de Bomberos de Chile es otra institución de colaboración al prójimo en que los jóvenes pueden participar abiertamente sin importar su edad. "Un adolescente puede ingresar como cadete, por ejemplo, que son los niños entre 12 y 18 años. Los mayores de edad también pueden postular acercándose a cualquier compañía para hacer los trámites como futuro voluntario", expresa José Sepúlveda Laurence, vicesuperintendente del Cuerpo de Bomberos penquista.
-¿Se pide algún requisito?
"Para ser cadete nada, sólo las ganas. En tanto, para ingresar con mayoría de edad, se debe informar sobre sus antecedentes personales, sus estudios y trabajo. Debe pasar las etapas teórica y práctica bomberil como cualquier escuela matriz. Cabe destacar que no importa su nacionalidad para pertenecer a alguna compañía".
Hogar de cristo
En la actualidad, el Hogar de Cristo cuenta con 627 voluntarios que participan de forma individual y otros 200 en grupo.
Juan Claudio Acuña es el encargado de promocionar la cultura solidaria de esta institución. "Creo que existen muchas personas que tienen ganas de servir, ganas de ayudar y que, a veces, necesitan que alguien les dé un empujoncito, que sea el canal para que puedan concretar un tipo de servicio", explica.
-¿Cómo lo hacen ustedes?
"Nosotros abrimos las puertas a todas esas iniciativas que existen, de gente que tiene la sensibilidad de ayudar a otros y que siente su dolor (...) Por ejemplo, hay personas que llegan de manera espontánea a nuestra casa central preguntando por un voluntariado específico. Y existen otros, que llegan a través de una inscripción previa que realizó en la página web del Hogar de Cristo.
"Igual tenemos experiencias muy tristes. Pese a esto, amamos realizar nuestro voluntariado y servir a muchas personas".
Domina Suazo, Damas de Azul,, del Hospital Regional."
"Quise realizar un voluntariado porque sentí la necesidad de ayudar a la sociedad y, por eso, ingresé a la Cruz Roja".
Benjamín Espinoza,, estudiante"