"Cumplí 100 años y tengo ganas de vivir mucho más"
Raquel lobos, en su cumpleaños, contó cómo fue ser dirigenta social del campamento "Huachipato" y trabajar por el progreso de toda la comunidad.
Raquel Lobos, pese a que cumplió 100 años, dice que se siente jovial y llena de energía para vivir sin problemas un buen tiempo más. Sus orígenes se encuentran en Santiago, sin embargo, se siente chorera de cuerpo y alma.
Y cómo no va a ser así si fue parte de los primeros movimientos sociales que se crearon en torno a la empresa Huachipato, incluso, ella junto a su esposo fueron miembros de las cinco primeras familias que llegaron a vivir en lo que hoy en día es el sector Higueras.
"Llegamos acá más en menos en el año 1948, porque mi esposo se iba a encargar del área administrativa de las obras en Huachipato", rememora.
Esta bella mujer, dueña de unos hermosos ojos azules, cuenta que arribaron a Talcahuano, llenos de esperanza junto a sus tres primeros hijos. "Llegamos a poblar la avenida Alto Horno, específicamente, a la casa número 399. Todo fue nuevo porque veníamos desde Santiago, de un mundo lleno de comodidad y llegamos aquí, a un campamento que estaba cubierto de barro, porque antes sí que llovía, donde teníamos que compartir baño con otras familias. Fue un cambio muy brusco", señala.
"Mis padres vivían en pleno centro de Santiago. Mi mamá era manicurista y trabajaba en el Hotel Carrera, que por esos años, era lo más top, lo máximo. Y se vino sin dudar mucho a Talcahuano, siguiendo los sueños de mi papá (...) Ellos se amaban tanto. Siempre vivieron en un constante pololeo", agrega su hija menor, Teresa Creixell.
¿Nunca se arrepintió?
Su hijo Walter Creixell, señala: "No, mi mamá terminó amando a esta tierra. Me acuerdo que aquí había una bonita vida de barrio. Es que la gente que llegó a vivir aquí eran puros matrimonios jóvenes y sus hijos tenían la misma edad que nosotros en ese entonces. Me acuerdo que mis papás se sentaban en el antejardín a mirar cómo nosotros jugábamos a la pelota. Fue una época muy linda".
Dirigenta
Su historia como dirigenta social la llena de orgullo y por eso la recuerda con un especial cariño. Es que Raquel fue una mujer muy activa, que dejó los pies en la calle para buscar soluciones a los problemas que aquejaban a su familia como también a sus vecinos. "Trabajé activamente con el hermano de Eduardo Frei Montalva, quien estuvo en el campamento compartiendo con las familias. Pero no porque pertenecíamos al mismo partido, sino porque queríamos encontrar soluciones sociales", puntualiza.
Su hijo mayor, Jorge Creixell, dice al respecto: "También fue una de las mujeres que fundó el primer centro de madres del campamento. También participó harto con las monjitas de Merinol en el Liceo La Asunción. Fue una mujer muy activa y una mamá muy buena".
Su familia
La gran pena de la señora Raquel Lobos es, sin duda, haber perdido a su primogénito debido a un ataque al corazón tras una larga lucha contra la diabetes. "Estaba muy enfermo y tenía comprometido varios órganos de su cuerpo producto de su enfermedad", rememora.
Pese a esto recalca que su vida ha sido maravillosa junto a sus seis hijos, 15 nietos y 22 bisnietos. "Mi mamá ha sido una mujer maravillosa. Una mujer luchadora que se sacó la mugre por todos nosotros. Ella disfruta de su tiempo a concho y eso como hijos nos llena de mucho orgullo", sostiene Teresa.
"A mi mamá ya le cuesta moverse harto. Se olvida de repente de algunas cosas, pero sigue atenta de todos nosotros y mimándonos como siempre. Pensamos, cuando mi papá murió, que quizás al morir se iba a entristecer, pero no fue así", añade Elizabeth, otra de sus hijas.
Hoy por hoy, lo que más le gusta hacer a "Lala", como le dicen sus más cercanos, es cantar. "Mi madrea adora el tango, en especial, los de Carlos Gardel. Uno de sus favoritos es 'Buenos Aires' y 'Corriente 348'. Ella puede pasar tarde enteras cantando", explica Jorge.
- ¿Y qué más le gusta?
Teresa comenta: "A mi mamá le gusta comer chocolates y también jugar mucho al naipe. Somos de esa familia que nos juntamos los domingos, terminamos de almorzar, sacamos el mantel y comenzamos a jugar naipe. Ella no se ha olvidado de eso, creo que se debe a que siempre fue buena para las matemáticas. Incluso, fue la encargada de enseñar a sumar y a restar a sus nietos y bisnietos".
"Otra de las cosas que le gusta es viajar. Salió varias veces del país. Disfruta harto conversando de esas aventuras", sostiene su hija menor.
"Nunca me he arrepentido de seguir a mi marido y vivir en Talcahuano"
Raquel Lobos"