Facebook ya no es la red social que era antes. Antes era un lugar en donde compartías fotos de tu vida con tus amigos y familiares, era una cosa más íntima en donde veías lo que querías ver. Pero de un tiempo a esta parte siento que es más bien una plataforma de noticias en donde siempre termino viendo cosas que no quiero ver. Y no sé cómo, porque son páginas que ni siquiera sigo.
Pero bueno, en esto me encontré mirando con llanto y que por supuesto no pude terminar de ver, un video de un joven tomando un perro, amarrándole una soga al cuello y con una tranquilidad impactante, subiendo la cuerda para ahorcarlo. Llegué hasta ahí no más por supuesto y no he podido dejar de pensar en él desde ese entonces. Obviamente me atormenta la situación, el sufrimiento de ese pobre e inocente animal que hasta le mueve la cola al principio a ese hombre sin alma, sin entender el desenlace terrible y doloroso que le espera.
Sé que ustedes tampoco quieren leer sobre esto. Pero al pensar en el tema, reflexioné que, si bien hay cosas de las que uno no quiere hablar, debe hacerlo, porque al menos así podemos provocar un cambio o poner temas importantes sobre la mesa.
Y el maltrato animal es un gran tema del que hay que hablar. No sólo por el hecho mismo de este perro, sino por todo lo que significa. Porque les aseguro -y así podrán hacerlo cualquier siquiatra y sicólogo que consulten- que ese joven después de matar ese perro podría matar a una persona. Se los firmo. Porque es un sicópata, no tiene empatía, no le conmueve el dolor ajeno. Y si no nos importa el peligro que corren los animales, al menos nos debiera importar el peligro que él representa para las personas.
Por eso creo que el maltrato animal debería tener una pena altísima, porque no es sólo maltratar un animal (que por lo demás a mí me basta para que se quede en la cárcel) sino que representa un peligro para nuestra sociedad. Así lo han dicho estudios del FBI: el noventa por ciento de los asesinos en serie partió maltratando animales. ¡Imagínense! El otro 10 partió de inmediato con una persona. Así de cruda es la realidad. Por eso, cuando tenemos un vecino que le pega a su perro, que quemó al gato, o que derechamente no siente compasión hacia los animales, debemos ponernos en alerta. No podemos hacer la vista gorda. Y es por eso también que debemos abogar por que existan sanciones severas hacia los maltratadores de animales. Porque disfrutan del dolor y no se detendrán en el dolor de un perro, van a seguir para disfrutar con el dolor de un niño que es igual de indefenso que una mascota. Pongamos ojo, prendamos los signos de alerta donde hay que ponerlos y por supuesto no nos hagamos los locos con lo que pasa a nuestro alrededor, que un hecho aislado puede significar todo.
"Si bien hay cosas de las que uno no quiere hablar, debe hacerlo para provocar un cambio. Y el maltrato animal es un tema del que hay que hablar"."
La trágica muerte de Bantú, el gorila más querido de méxico
Era una de las figuras más queridas para los mexicanos. Las filas para verlo en el Zoológico de Chapultepec, de Ciudad de México, siempre eran largas. Ahora Bantú, el único gorila macho de tierras bajas occidentales que existía en el país, está muerto. La forma como perdió la vida -y la autopsia para saber las causas- es uno de los mayores escándalos de los últimos años. Oficialmente se informó que el gorila murió porque no soportó una dosis de anestesia, cuando iba a ser trasladado a otro zoológico para reproducirse, consignó BBC mundo.
