
Donar sangre, un acto de hermandad
Días atrás, la ciudad francesa de Niza se vio removida de dolor ante los muertos y heridos por el acto terrorista perpetrado el día de su fiesta patria. En el lema de la República Francesa se lee "Liberté, Egalité, Fraternité". Fue justamente la fraternidad, que significa unión y buen entendimiento entre hermanos o entre los que se tratan como tales, lo rescatable de esta tragedia, ya que los hospitales se vieron colmados de personas que fueron sin un llamado previo, a donar sangre para los heridos. Días después, supimos del doble trasplante de corazón-pulmón de una joven chilena, para quien muchas personas donaron sangre, pues se necesitaban plaquetas, elemento imprescindible para la coagulación sanguínea, primordial en un trasplante. Allí también se mostró la hermandad de los chilenos al donar sangre, y de la familia del donante, al donar sus órganos.
En el día a día, Chile tiene necesidad de muchos dadores de sangre voluntarios, altruistas (generosos, desinteresados), que se comprometan a donar periódicamente. Esta verdadera cadena de hermandad que es el abastecimiento de sangre incluye a donantes voluntarios que tengan bajo riesgo de infección por agentes en la sangre, a los Centros de Sangre donde se recolecta, a las Unidades de Medicina Transfusional de hospitales, sus laboratorios y especialistas, a la correcta prescripción médica, la administración de los componentes (transfusión) y la vigilancia del receptor del componente sanguíneo.