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Profe reunió 1.500 modismos del campo y los atesoró en un libro

La experiencia de haber vivido toda su juventud en la comuna de El Carmen, Provincia de Ñuble, y sus estudios en Lenguaje, llevaron al rector del Colegio Inmaculada Concepción a plasmar en un libro la riqueza del hablar campesino.
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Cecilia Bastías Jerez

Un trabajo que tomó cerca de 17 años de investigación y recopilación se tradujo finalmente en un libro que contiene alrededor de mil 500 términos usados en el mundo rural de la zona centro sur del país.

Esta labor fue llevada a cabo por Eduardo Vega, profesor de Lenguaje y Comunicación con magister en Educación y actual rector del Colegio Inmaculada Concepción.

En un principio del proyecto, este hombre fue apoyado por amistades suya, pero fue él quien continuó en esta investigación hasta lograr este producto.

Origen

"Soy originario de la provincia de Ñuble, estudié en la Universidad del Bío Bío y me fui a trabajar allá por 20 años. Estoy en Concepción hace seis años", comenta Eduardo Vega a modo de explicación de su interés por dar difusión a palabras que notó en la misma sala de clases cómo se estaban perdiendo.

"Tuve la posibilidad de ver el lenguaje de los grandes centros urbanos y tenía en mi memoria la forma de expresión propia de provincia", señala.

Como profesor de enseñanza media, trabajó cerca de 20 años en varios centro educacionales de Providencia y otras comunas de la Región Metropolitana. "Estuve un tiempo como docente, después como director de ciclo y director académico. Y en ese tiempo pude hacer la investigación, mientras ocupaba los últimos cargos principalmente", detalla.

Pero fue la experiencia en la sala de clases con los jóvenes lo que impulsó este esfuerzo.

"Justamente había unidades en que yo utilizaba ciertos términos para ejemplificar la variación lingüística y los estudiantes no entendían para nada lo que les presentaba, eso motivó mucho más el querer hacer esta investigación, porque me parecía relevante dar a conocer a los alumnos que había otro mundo, otro segmento social de nuestro país que tenía otras forma de comunicación", indica.

Este recopilado tiene como importancia principal, para este docente: la posibilidad de darle difusión a una forma de comunicación que es perfectamente válida.

"Con la globalización y las nuevas tecnologías, los medios han llegado a sectores muy remotos de nuestro territorio y de alguna manera se ha ido homologando el lenguaje", comenta.

Pero aclara que esta recopilación, si bien tiene varias palabras que aún son utilizadas, responde a un leguaje usado hace unos 20 años. "Que era la forma diaria de comunicación de la gente, todos utilizaban y entendían esos términos, nadie se quedaba mirando con cara de qué habrá querido decir", establece.

"Soy de El Carmen, en mi familia se utilizaban muchos términos rurales. Mi abuelo, sin ir más lejos utilizaba muchas de estas palabras, amigos y vecinos también. Tengo esa cercanía con ese tipo de lenguaje que de alguna manera terminó recogiéndose con este diccionario", cuenta.

Hace cuatro años que este profesor y recopilador llegó al Colegio Inmaculada Concepción para ser su rector. Por ello se eligió esta ciudad como uno de los puntos de lanzamiento de la edición del libro.

Además se efectuó un lanzamiento en El Carmen, una forma de devolver todo el contenido que la comunidad carmelina agregó al trabajo recopilatorio de Vega.

Ejemplos

Algunos de los cerca de mil 500 términos que logró recopilar el docente han estado presentes desde su niñez y juventud.

"El achaque es muy propio para referirse a la gente que tiene una enfermedad y hay varios que se utilizan bastante en el lenguaje común y cotidiano", describió.

"Por ejemplo la palabra weñi, que es para los niños, viene del mapudungun. Y está porongo, que es un palabra relegada fundamentalmente al campo que en Santiago nadie entiende a qué se refieren y en Concepción varios entienden que es un tiesto o un pocillo para depositar comida", afirma.

Algunas palabras que recopila este diccionario de chilenismos rurales son:

Amuñar: reunir o juntar apretando algo.

Alindes: conjunto de enseres, propios de las mujeres, que sirven de cosméticos para adornarse.

Almácigo: preparado de tierra especialmente para sembrar y cultivar.

Animita: cruz o pequeña gruta que se levanta en el lugar donde ha muerto alguien en algún accidente.

Chivatería: originalmente se aplicaba este término al griterío que hacían los mapuches cuando atacaban a sus enemigos.

Chilloica: especie de tortilla muy delgada y tostada que generalmente se come apenas sale del recoldo.

Chuña: acción de recoger arrebatada y presurosamente alguna cosa entre muchos que pretende apoderarse de ella. Sinónimo de Arrebatiña.

Chupilca: del mapudungun "cupilca", harina remojada en chicha.

Chomba: De chompa y éste del inglés jumper. Prenda de vestir hecha de lana a modo de chaleco cerrado.

Frunci'o: se aplica este término a alguien que aparenta modestia, compostura o timidez.

Gabela: impuesto, tributo o gravamen que se paga al estado. Montón de cosas que dificultan el actuar.

Galopiar: trote ligero del caballo.

Muño: comida que resulta de una abundante porción de harina tostada con mínima cantidad de agua.

Muriento: lleno de mugre. Deformación de mugriento.

Naiden: deformación de nadie. Ninguno.

Natre: arbusto medicinal cuya infusión febrífuga es muy amarga.

Nortiar: Correr viento norte, en señal inequívoca de lluvia.

Nuanillo: Bulto superficial y por lo común no doloroso, que se forma en la cabeza y en otras partes del cuerpo.

Tiento: tira delgada de cuero sin curtir que sirve para hacer utensilios.

Tirria: Manía, odio hacia algo o alguien.

Esos son algunos de los ejemplos de palabras que se pueden encontrar en este libro que reunió un importante número de términos que se usan en el campo chileno.

La primera edición

"Esta obra yo la presenté el año 2010 a la Comisión Bicentenario y la validan como aporte a la cultura de nuestro país. Tiene ese patrocinio", comentó Eduardo Vega.

Pero hasta el año pasado se hizo público este libro, en diciembre. "Y en mayo, en la Universidad del Desarrollo en Concepción, se realizó el lanzamiento, ya que fue esta casa de estudios la que auspició la edición de libro", detalla el autor.

"Con las nuevas tecnologías y la globalización, se ha homologado el lenguaje"

"La Comisión Bicentenario validó este libro como un aporte a la cultura del país".