Aceites lubricantes
Los aceites lubricantes son la sangre del motor y como tal deben cumplir con ciertas condiciones y exigencias para mantener funcionando al vehículo y que éste pueda dar lo mejor de sí.
La tolerancia entre las piezas en movimiento son mínimas, y al contacto una con la otra, generan mucho calor llegando incluso a fundir piezas mecánicas. Por ejemplo, la película de aceite entre el cigüeñal del motor y sus metales de bancada podría estar a razón de 0,0015" a 0,0035", este número nos dice que es muy pequeño el espacio, de hecho al ojo humano no se percibe esa lectura, y al observarlas pareciera que las piezas están en contacto. Sin embargo, el aceite se preocupa de realizar una separación entre ellas.
Lo que se debe tener en claro es la especificación que entrega el fabricante del vehículo, es la que se debe cumplir, por ejemplo, un aceite con especificación API 5W-40 SJ/CF no debe ser cambiada a un 10W-40 o un 15W-40. Independiente de la marca del lubricante, siempre se debe mantener la asignación inicial del fabricante, tampoco hacerla después de determinados kilometrajes de usos por posibles desgastes del motor, si el motor ha perdido potencia o torque, se debe hacer la reparación correspondiente y mantener su aceite. Tampoco se deben mezclar aceites de distintas marcas, ya que su configuración química de aditivos o las bases de los aceites, pueden generar reacciones adversas.