Boxeadores penquistas alaban a Ali: el más grande de la historia
El púgil estadounidense falleció a los 74 años producto de problemas respiratorios. Fue tres veces campeón en su categoría y recordado por su gran sentido social. Incluso se negó a enlistarse para pelear en la Guerra de Vietnam.
Para muchos el mejor boxeador de la historia, para otros un importante símbolo de lucha social e ícono de la regilión musulmana. Lo concreto es que Muhammad Ali, quien falleció el viernes, quedó en la historia del deporte y será recordado por todo el mundo por haber peleado tanto dentro como fuera del cuadrilátero.
Tras batallar durante 32 años contra el Mal de Parkinson, el nacido en Louiseville, Kentucky, murió producto de problemas respiratorios en Phoenix, a los 74 años. Plantó el luto en el mundo del boxeo y del deporte en general.
Los boxeadores de la zona penquista recuerdan y analizan la carrera de Muhammad Ali, quien se jactaba de ser el mejor e incluso se negó a participar de la Guerra de Vietman porque atentaba contra sus convicciones. Un capo en todo lo que pueda implicar la palabra y consecuente con sus ideales morales y religiosos.
su estilo de pelea
"Si usted ve la cara de Ali los últimos años, no tenía grandes heridas o lesiones. Le pegaban muy poco porque planificaba muy bien las peleas", señala Héctor Muñoz, técnico de boxeo penquista.
"Sabía cómo pelear. Amarraba cuando correspondía, salía bien y atacaba cuando era el momento indicado. Pensaba mucho y estudiaba a sus rivales", manifesta.
Víctor Flores, instructor de Boxeo y otras artes marciales, apunta que "era demasiado ágil y rápido para pelear. La pegada era sorpresiva y muchas veces los rivales no vieron venir el golpe que los dejaba tirados en la lona".
Mauricio Delgado, promotor de boxeo profesional e instructor en el gimnasio Caupolicán de Chiguayante, asegura que "la gracia era que, pesando 105 kilos, se movía como si pesara 60. Era demasiado veloz y con un juego de piernas impresionante. Yo entro alumnos de peso pesado y es imposible lograr esa velocidad".
Además, confirma que "su pegada podía matar a alguien común y corriente. La potencia que tenía era de otro planeta y lo avalan la cantidad de noqueos que obtuvo a lo largo de los años".
Otro de los aspectos que destacan los púgiles locales era su fortaleza para recibir golpes. "Yo recuerdo que muy pocas veces lo botaron. Frazier lo hizo una vez, pero no hay más. Era un tanque", afirma Delgado.
se creía el mejor
Junto con la técnica de pelea, Flores reconoce que su personalidad le ayudó bastante para lograr sus títulos. "Él se jactaba que era el mejor, el más rápido, que no lo acanzarían ni a ver. Entraba a pelear con la mentalidad ganadora e intimidaba al adversario", comenta.
Desde su experiencia, admite que la actitudd es algo que se trabaja mucho en las artes marciales y que hasta el día de hoy se mantiene vigente el legado del pugilista norteamericano.
"Las consignas que tenía se siguen utilizando. A los niños les enseñas eso para que se crean el cuento, que sepan que son los mejores. Él lo plasmó en el ring y marcó un precedente que sigue vigente hasta el día de hoy", señala el instructor.
fuera del ring
El recién fallecido era todo un personaje fuera del cuadrilátero, ya que siempre luchó por los ideales que lo representaban y por los más necesitados.
"Siempre es admirable que las personas luchen por lo que creen, pero que lo haga alguien de elite, es mucho más llamativo", comenta Muñoz.
Lo anterior en directa relación a la Guerra de Vietman, en la que se negó a participar y le costó estar fuera de actividad por un par de años.
"Se opuso a participar en la guerra y le costó caro, pero supo volver a ser grande, recuperó el título y tuvo peleas memorables", dice.
"Ali entendió que como deportista se puede ser un referente para miles de personas. Era un ícono positivo para muchos y aprovechó su posición para lugar por causas justas", agrega Flores.
Por lo mismo, Delgado sostiene que "pueden haber muchos deportistas exitosos, pero referentes hay pocos. Él supo hacerlo y quedó en la historia por todo lo que logró".
Cabe señalar que Ali fue detractor de las guerras e impulsor de los derechos de los afroamericanos. "Fue un tremendo líder de opinión y abría espacios para los que no lo tenían", apunta el chiguayantino.
Todo un campeón
Su carrera prometió desde muy joven. Cuando sólo tenía 18 años, aún llamándose Cassius Clay, ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960, lo que lo catapultó hacia el éxito.
Posteriormente, con apenas 22 años, le arrebató el título mundial a Sonny Liston (ver foto principal), momento en el que declaró "Soy el más grande".
Dicho título lo perdió por negarse a pelear en Vietman, en 1967 y estuvo suspendido por más de 3 años. "Esos años le costaron bastante, por eso perdió contra Frazier en el 71. No pudo prepararse bien porque estuvo preso", agrega Delgado.
Con la idea de recuperar el título, siguió entrenando y lo logró en 1974, cuando noqueó a George Foreman, en el denominada "Rugido en la selva". Más de 100 mil espectadores hubo esa noche en Kinshasa, Zaire (actual República Democrática del Congo).
"Ahí demostró que había vuelto con todo. Dejó en la lona al campeón en el octavo asalto y recuperó lo que le quitaron", señala Muñoz.
Luego pierde el título ante Leon Spinks, en 1978, pero lo recupera meses más tarde. Tras una larga carrera, se retira en 1981, con el record de 56 victorias y sólo cinco derrotas. 38 fueron por nocaut.
comparaciones
"Hoy se habla mucho de Mayweather, que nunca ha perdido, pero son totalmente distintos", sostiene Hector Muñoz.
El instructor argumentó que "Floyd ha peleado con algunos que tienen nulas posibilidades de ganarle. Va a la segura. Por otro lado, Ali siempre peleó con los mejores de la época, eran puros calados".
En esa línea, Mauricio Delgado asegura que "Peleaba contra los mejores, siempre eran disputadas. Mayweather nunca quiso pelear contra Paqcuiao en su mejor momento o contra Óscar de la Hoya. Evitaba poner en riesgo su record sin derrotas".
Además, Muñoz reconoce las diferencias entre el boxeo actual y el de su época. "Ahora los peleadores son marcas", sostiene.
Con respecto a la mejor pelea, Delgado menciona la que tuvo contra Joe Frazier. Ésa lo impactó. "Esa pelea fue brutal, golpe a golpe durante 14 asaltos", recuerda.
Según señala, el entrenador de Frazier lo retiró de la pelea, ya que su pupilo no podía ver por los combos que recibía de Ali.
"Lo increíble es que se dice que Ali también se iba a retirar, porque tampoco veía por los golpes", apunta.
"Pesando 105 kilos, se movía como si fuera de 60. Era muy ágil".
Mauricio Delgado,, Promotor de boxeo.
"Ali entendió que como deportista se puede ser un referente para miles de personas".
Víctor Flores,, instructor.