Juan Fariña López

En una emotiva ceremonia, en el marco del torneo Regata de Remo Héroes de Iquique, las cenizas de la bogadora penquista Esmeralda Zenteno, quien falleció en un accidente automovilístico en Argentina, fueron esparcidas en la Laguna Chica de San Pedro, donde la deportista dio sus primeros pasos en la disciplina.

A la jornada sabatina, que dio el inicio a la competencia, asistieron familiares, amigos y varios exponentes del remo nacional, quienes presenciaron en silencio el acto simbólico sobre las plácidas aguas que Esmeralda conocía de memoria.

De esta manera, en el muelle del lugar, Manuel Reyes, marido de Esmeralda, arriba de una embarcación depositó los restos sobre la suave corriente, acompañado en otro bote con los hijos de la remera.

"Fue una ceremonia íntima, pese a que había mucha gente y autoridades. En el bote íbamos las personas más cercanas, con María José Orellana, que fue la única sobreviviente del accidente. Quedamos con la sensación de haberle cumplido a Esmeralda. Esto lo habíamos conversado entre los dos y ella quería que la devolviera a su laguna", explicó Reyes, quien agregó que "ella se inició en estas aguas y en la universidad compartía sus estudios con la actividad. De hecho, ella grababa sus clases de odontología y después las escuchaba mientras entrenaba por las noches", recordó con nostalgia.

El legado

Además de ser una destacada bogadora, Esmeralda siempre impulsó el remo, especialmente en la categoría master femenina.

"Ella fue muy prolífera en adherir gente a la práctica del remo, más allá de niños, personas de todas las edades. Esmeralda impulsó la serie master femenina, ya que la gente de la federación no les permitían remar, inclusive realizó una denuncia en el Sernam y lograron que las dejaran participar", recordó Manuel Reyes.

"Esto lo habíamos conversado entre los dos y ella quería que la devolviera a la laguna".

Manuel Reyes, marido de Esmeralda Zenteno.