Los cuatro fantásticos que son el patrimonio vivo de la plaza
Mañana se celebra en todo Chile el Día del Patrimonio, pero además de edificios y museos, está la riqueza de la gente que hace décadas trabaja en el corazón de Concepción. Conozca sus historias.
E n todo Chile se celebra mañana el Día del Patrimonio Cultural, instancia en que las personas se acercan a edificios, museos, mausoleos y otros para conocer su data y su importancia dentro de la historia nacional. Sin embargo, también existe el patrimonio humano que se encuentra en pleno centro penquista, con quien se puede conversar, tocar e incluso abrazar según las circunstancias.
"Desde 1975 estoy en la peluquería 'Oriente'. Llegué muy joven a trabajar aquí. Todo lo que sé lo aprendí de la gente que estaba en aquella época. Fueron unos excelentes tutores", dijo con orgullo, Bonifacio Tiznao, quien hace más de 50 años decidió hacer de la barbería su oficio y su pasión.
Este tradicional local del centro penquista está ubicado en el segundo piso de la "Galería Ramos". Allí a diario llegan cientos de clientes que son fieles a las manos de Bonifacio y de sus dos compañeros.
"La gente es fiel. Valora lo que hago. Amo mi oficio. Siempre he trabajado en lo mismo. No sé hacer nada más que cortar el pelo. No me imagino la vida haciendo otra cosa", señaló Tiznao.
Jorge Zambrano es lustrabotas. Este trabajador también es un personaje tradicional del centro penquista, ya que con tan sólo 12 años se instaló a demostrar su talento en la Plaza Independencia, lugar de donde nadie lo ha podido mover desde ese entonces.
"Lo que hago es un trabajo sacrificado. En invierno se pasa mucho frío y en el verano harto calor. Aunque ya estoy acostumbrado a todo eso. Me adapté a esta circunstancia", comentó.
Es que son 59 años en la intemperie, haciendo lista de una innumerable clientela. "No sé a cuantas personas he atendido. Miles quizás. La verdad es que cada mañana empieza una nueva aventura al sacar mi cajón", explicó.
"Amo lo que hago. Sin embargo, luché a diario para que mis dos hijos no terminaran trabajando aquí, conmigo. Es un oficio duro que lo heredé de mi padre, que sólo algunos resisten. Es que uno comienza antes de las ocho de la mañana y termina después de las seis. Igual es agotador. Para mi hijos quise algo mejor y lo conseguí", agregó Zambrano.
Los Artistas
Otro de los patrimonios vivos del centro penquista es, sin duda, José Alvial. Este fotógrafo de profesión ha entregado alegría y momentos emotivos a varios turistas que, deseosos de sacarse una foto con el tradicional caballito de rodeo, lo llegan a buscar directamente. "Estoy aquí en el mismo lugar hace más de 40 años. Hay gente que me ubica un poco. Aunque debo reconocer que soy un poco agrio y no tengo un buen caracho, pero aún así igual me quieren", señaló.
En su vasta trayectoria ha tenido momentos dulces, pero también amargos. Uno de estos últimos fue el avance de la tecnología. "He tenido varias etapas. Por ejemplo, de primera hacía fotos en blanco y negro que se revelaban en un cajón. Después pasé a una máquina Polaroid, que uno hacia la foto y se revelaba altiro. Uno compraba un rollo de diez fotos y las iba vendiendo de a una. Después tuve una máquina Vivara que tenía un sistema distinto a la anterior (...) Ahora estamos en lo digital que es muy bueno, pero que en un principio me sacó hartas ronchas porque no entendía nada", comentó.
Pese a tener un recorrido menor Francisco Norambuena, conocido como "Pancho el Mimo", también es un ícono del centro penquista. "Llevo trabajando 21 años en la Plaza Independencia. Empecé en la esquina de Caupolicán con Barros Arana", comentó.
Su historia también está llena de esfuerzo y de garra, puesto que hacer mímica llegó a su vida como una aventura más de juventud. "Me tiré a los leones no sabiendo nada. Todo empezó en Viña del Mar, cuando miré el show de otros mimos. Lo chistoso de todo esto es que cuando les di la luca, los cabros que estaban haciendo mímica me dijeron tienes cara de mimo. Yo sólo atiné a reírme. Y aquí estoy, incluso, he salido al extranjero a mostrar mi show. Me gusta hacer reír a la gente. Eso es lo que llena mi alma", explicó.
"No me veo haciendo otra cosa en mi vida
Bonifacio Tiznao,, barbero
Francisco Norambuena,, mimo.
"La mímica llegó a mi vida como un juego
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