Secciones

Con latas, un tarro y un tostador, chorero pone tecno en el paseo

Andrés Fuentes, percusionista, se la jugó con su particular "batería", con la cual crea su propio ritmo, estilo electrónico, sacando aplausos y la sorpresa de quienes transitan a diario por calle Barros Arana en Concepción.
E-mail Compartir

Manuel Muñoz González

El círculo de curiosos se arma en un dos por tres. Unos se preguntan qué hace esa persona ahí, en pleno paseo peatonal en el centro de Conce, instalando lo que para muchos debería estar en un basurero.

Unos sacan su celular y le toman la foto o lo graban, mientras que el resto simplemente mira. Por supuesto, algunos ven de reojo y siguen su camino, sin dar mucha importancia a ese montón de artículos ni a ese joven sentado sobre un carrete de cables de teléfono. Pero basta que empiece el "concierto" al aire libre del chorero Andrés Fuentes, para que esos mismos que pasaron de largo se giren, echen un ojo y peguen la oreja al particular sonido de lo que ahora entienden como una improvisada batería instalada en el suelo de calle Barros Arana. No se trata de una Sonor, Mapex, Pearl, Tama o Yamaha, conocidas marcas de este instrumento, sino que de una de su propia creación, y cuyo sonido deja pegado a cualquiera.

Casi desechos

Un tarro de pintura vacío, un tostador viejo o un piso en mal estado para el común de la gente deberían estar en un vertedero, pero para Andrés, esos mismos elementos son por estos días su mayor tesoro, la materia prima para armar su artesanal instrumento.

"Se me ocurrió empezar a usar cosas que podrían interpretarse que están en desuso, elementos sobre todo que son de uso de un percusionista, como parches, platillos rotos, baquetas quebradas, cencerros rotos, y empecé a armarlas, a colocarlas en el piso, siguiendo la lógica de que, como están en desuso, siempre están tirados en el suelo", explica el baterista, de 31 años, añadiendo que "empecé a ornamentarlos en el suelo, buscar la forma que quedaran en una posición que me acomodaran para ejecutar ciertos ritmos. Comencé a explorar los sonidos, cómo sonaba éste, o aquél. De a poco fui tomando conciencia de cómo poder ir incorporando nuevos sonidos con elementos en desuso, y salió esto que ha gustado harto", apunta.

En esa búsqueda, Fuentes dio con todo lo que necesitaba. "Por ejemplo, para hacer el bombo, le pegué un parche de batería viejo a un tarro partido, en este caso, un tarro de plástico de Bekron. Lo corté por la mitad, empecé a probar dónde daba mejor sonido, así que lo corté a esa altura y le pegué el parche en la parte de arriba con esta huincha", repasa, mostrando la simple cinta de embalaje con que termina de armar su bombo.

A eso le agrega otros artículos para sacar los sonidos medios electrónicos. "El sonido del hit-hat (platillos) lo saco con un platillo viejo, roto. Con el pie lo aplasto si quiero un sonido más cerrado, y si quiero el sonido abierto, típico, levanto el pie y suena. Así fui incorporando cosas: la parte de arriba de un asiento, remaché un pedazo de platillo viejo a una lata de horno, y un tostador, que lo compré exclusivamente para armar el set. Además, incorporé un bongó, que se lo compré a alguien que se quería deshacer de él", expresa Fuentes, quien se pega el pique todos los días desde la comuna puerto a poner la música a los penquistas en el centro.

Y a todo eso, le añadió unos cuencos tibetanos, elementos que producen sonidos armónicos y que son usados para la curación, relajación y meditación. "Estos los incorporé como sonidos de campana. Le hice todo un sistema para que el sonido armónico no fuera tan agudo, sino más bien como sonido de campana", argumenta.

Enganchó altiro

Hace tres semanas Andrés dijo: "Ya, estamos listos", y sacó a la calle lo que venía preparando hace un año en su casa. "La primera vez que salí a tocar, lo hice en la esquina de Barros con Castellón, frente a los Tribunales. Armé el set, la gente cómo que me miraba raro", recuerda. Pero empezó el ritmo, y terminó sacando aplausos, lo mismo que ocurre cada vez que se pone sus audífonos y da rienda suelta a su magia.

Según el mismo baterista y percusionista, su música está hecha para que enganche a la gente y se quede escuchándolo un rato. "La gracia es que mis sonidos tienen un hilo conductor, hay unas claves para empezar a armar un ritmo y que la mente del oyente se vaya interesando y se vaya sumergiendo. La primera vez la gente se quedó, se fue armando el círculo de personas y al final saqué aplausos, se quedaron de principio a fin", repasa, afirmando que eso mismo lo convenció a seguir adelante con esta idea.

Un estilo que el mismo se encarga de definir para sus ritmos: "El estilo de música la defino algo así como Fusión Étnica Acústica Electrónica, dado que mezcla sonidos de música electrónica, pero es acústica y con algunos elementos étnicos como el bongó", describe.

Mientras que su instrumento también tiene su denominación propia. "Al set le puse un nombre en inglés: Nomadic, Etcnic, Electro Acustic Set, que vendría a ser algo así como un Set Nómade Electrónico, pero Acústico, porque lo que se escucha a simple oído, pareciera que estuviera sonando una batería electrónica, pero es mitad y mitad, con elementos de sonido acústico", afirma.

Un invento y una apuesta que le ha dado gratificantes resultados, pues para él, el aplauso de la gente es uno de sus mayores reconocimientos.

"Toqué en varios grupos, pero por un tema de deseo personal dejé de hacerle y empecé a armar y crear algo sólo. Dejé la música grupal, para poder volcar las ideas creativas en mí y empezar a tirar flechas, ir generando, apareció esto, entre otras ideas igual", comenta.

Por ahora, dice, seguirá tocando y entreteniendo a los penquistas, pero piensa "exportar" su talento, primero a vecinas ciudades como Temuco, Chillán o Los Ángeles, para luego seguir hacia el norte o el sur, además de seguir adelante con sus proyectos personales, tales como crear sus propios temas.

"Empecé a crear, y en ese proceso se me ocurrió utilizar artículos que parecen en desuso".

Andrés Fuentes,

percusionista y baterista de Talcahuano.

31 años tiene el baterista Andrés Fuentes, quien ideó su propio ritmo para tocar en Conce.