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Maestro saca brillo a reparadora con zapatos hechos a la medida

Óscar González, quien lleva 48 años en el rubro, revela los secretos de la reparación de calzado y la historia de su local, "Adonai", donde ha confeccionado zapatos para personajes como la destacada bailarina de flamenco Yolanda Gaviña.
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Andrea Neguiman Pozo

La reparación de calzado es un verdadero arte. Así lo definen los trabajadores de "Adonai", quienes a diario demuestran el talento que poseen en sus manos al restaurar cada zapato que llega hasta su mesón, sea cual sea su estado.

El grupo está compuesto por nueve personas, quienes unen sus habilidades y conocimientos para satisfacer a su fiel clientela que día a día los elige. "Cada uno tiene su especialidad. En ese sentido, todos le ponemos las ganas y el talento necesario para entregar una solución a cada pieza", expresó con orgullo Óscar González, quien es dueño de esta tradicional reparadora de calzado penquista.

El equipo se fue conformando con el transcurso de los años, puesto que en un principio se inició sólo como una empresa familiar. "He trabajado 48 años en este rubro. Mis primeros años los hice en una fábrica, después quise emprender algo propio. Es que me gusta mucho el calzado. Abrí a mediados del 2001 y, en un principio, comencé trabajando con una persona, además de mi señora y mis hijos", explicó González.

En la actualidad, Óscar trabaja junto a su mujer, un diseñador de zapatos, una aparadora, tres tapilleros y dos personas que se ocupan de la atención del público. "Pese a que nuestros hijos continuaron con su vida, con mi vieja quisimos seguir con el negocio. Quisimos continuar dando trabajo a mis colegas que alimentan a sus familias. Poder hacerlo me llena de orgullo (...) Hacemos mérito a lo que significa 'Adonai', que es un nombre bíblico y que significa: Dios está contigo", puntualizó el zapatero.

En este sentido, González añadió que continuar con las puertas abiertas fue un sacrificio económico bien grande. "El local tiene ciclos. Para los zapateros el verano es fatal. La competencia China es muy fuerte. Por ejemplo, la gente con nueve mil pesos se compra dos pares de chalas y no va a gastar en un cambio de taco unos siete mil pesos. En invierno la cosa cambia, porque el costo de los botines y botas es diferente. Pese a todo esto, pensé: no porque tengamos malos tiempos, voy a despedir a mis trabajadores. Cada año se lucha y se ahorra para que todos tengamos finalmente pan para la mesa", comentó.

Fabricación propia

A pesar de que "Adonai" es una reparadora de calzado reconocida en su especialidad, hace un par de años, también se viene haciendo camino en la fabricación de zapatos a medida. "La especialidad de mi local, como lo dice su nombre, es la reparación. El tema de la fabricación de zapatos es relativo. Sólo se confeccionan cuando el cliente lo pide", señaló González con modestia, ya que en la realidad, los pedidos son hartos y constantes.

"Las personas que generalmente nos solicitan elaboración propia son quienes tienen problemas para encontrar zapatos adecuados en el mercado normal. Por ejemplo, los diabéticos, o los que tienen problemas con los pies por culpa de algún juanete, empeine alto, etcétera", explicó Marco Mondaca, quien es diseñador de la reparadora.

-¿Y cómo lo hacen?

"Las personas vienen hasta acá y se le toman sus medidas. La gente puede imprimir algo de Internet y yo le diseño el zapato, tratando que quede exactamente igual. También me pueden traer una idea o algún zapato que está viejito y yo saco su clon".

- ¿Se pueden elegir los materiales?

"Sí, aunque en los zapatos de los diabéticos no. Es que este tipo de calzado no puede tener una punta fina. No se puede usar forro sintético, los forros no pueden tener costuras, porque le podría hacer daño en el pie a la persona, ya que pierden la sensibilidad en esa área. Ese zapato además es de doble calce. En la mañana cuando la persona tiene el pie normal, puede usarlo con dos plantillas. Después en la tarde cuando el pie se le hincha, tiene la opción de sacarle una plantilla y el zapato seguirá acolchado".

Entre las figuras públicas que han solicitado los servicios de esta reparadora de calzado se encuentran Carlos Justiniano y la bailarina española de flamenco Yolanda Gaviña. "No son pocos quienes han pasado por acá. José Miguel Arjona tiene una academia de baile español en Orompello. Él, todos los años, tiene una presentación de cierre. Después de esa actividad, siempre viene con gente de España al local, quienes se llevan una fabricación a medida de nosotros. Una vez, incluso, llegó con la bailaora española que hace el musical 'Lola'. También le hicimos un par de zapatos al cantante Justiniano, quien es hualpenino y que estuvo en Alemania. Él pasó por fuera de la galería y se enamoró de unos zapatos de charol en blanco y negro que tenemos en la vitrina, y nos mandó a hacer una réplica para él", contó Óscar González.

Los trabajadores

La experiencia que viven a diario en su taller de reparación es indescriptible. Es que los cinco reparadores de este ya tradicional recinto de galería Monserrat, dijeron no visualizar su vida sin realizar su querido oficio. "Los aparadores somos quienes trabajamos en las máquinas haciendo cortes", explicó Mabel Sánchez, quien lleva más de 15 años en el rubro.

"Con mis otros tres compañeros somos los encargados de reforzar los zapatos, de hacer cambios de plantillas, de suelas, tapillas, etcétera", finalizó Eduardo Ramos.

"Tenemos más de 14 años de experiencia. Nos encanta esto "

Óscar González,, dueño de "Adonai"

"Él pasó por fuera de la galería y se enamoró de unos zapatos de charol en blanco y negro que tenemos en la vitrina"

Óscar González,, sobre los zapatos que encargó, el cantante Carlos Justiniano