Enseñe a ahorrar desde la niñez
La escasa formación financiera es uno de los factores que influye en los altos niveles de endeudamiento y morosidad. De ahí que surja el interés en educar en esta área desde la infancia. No obstante, la formación financiera es muy diferente a que el niño lleve dinero al colegio para comprar colaciones. Esta formación debe estar orientada al ahorro y al uso responsable de los recursos. Un niño puede juntar dinero en una alcancía desde los 4 años. A partir de los 7 u 8 años, cuando ya tienen cierto dominio de operaciones aritméticas, es posible comenzar una educación financiera centrada en el uso del dinero como instrumento de intercambio, que permite la adquisición de productos y/o servicios.
No se debe usar el dinero como una recompensa frente a un comportamiento que es un deber del menor, es decir, un niño debe colaborar con algunas tareas domésticas y hacer sus tareas, por tanto, "premiarlo" con dinero por realizar estas labores es contraproducente. Si el interés de los padres es premiar con dinero, deben determinar ciertos comportamientos muy específicos y un monto preestablecido, de modo que el menor no lo considere un deber sino una recompensa justa.
Para resguardar la correcta administración, los padres deben determinar, junto al menor, cuál será el objetivo del ahorro y en cuánto tiempo se espera reunir el monto. De esta manera, el menor reconoce el carácter transaccional del dinero y no como un bien en sí mismo.